Paula Juncal Freire es una joven de Bueu de 16 años. A pesar de esa juventud la Editorial Planeta, una de las de mayor prestigio e influencia en el mundo de habla hispana, acaba de publicar el que es su primer libro, un poemario que escribió con 14 años. Era un trabajo de clase, pero se convirtió en algo mucho más importante para esta joven.

- El libro se titula "El dolor, una belleza oculta" e inicialmente respondía a un trabajo de clase. ¿Cómo fue ese proceso?

-Algo que diferencia a mi colegio del resto es que, además de cursar la ESO, somos alumnos del PAI (Programa de Años Intermedios). Esto significa que en PAI V (4º ESO) debemos realizar un proyecto personal. Se trata de algo íntimo, algo en lo que debas hacer una pequeña investigación para posteriormente elaborar un producto. Desde el principio tenía claro que quería hacer un libro. En concreto sobre la felicidad y cómo la sociedad influye en ella. No voy a mentir, fue un tiempo complicado, me costó mucho encontrar la forma de sacar todo lo que llevaba dentro, abrirme de tal modo que pudiese plasmar mis emociones y conseguir que la gente se emocionase, pero no con mi historia, sino con la suya propia. A medida que avanzaba, que me adentraba más en mi dolor y en mi pasado, sufría. Me dolía revivir todo lo que me había pasado, pero valió la pena. No porque haya conseguido publicarlo, sino porque logré deshacerme de una "Paula" que arrastraba muchas cosas, muchas inseguridades y muchos miedos.

- No es muy habitual que una gran editorial, como Planeta, edite un libro a un autor tan joven. ¿Cómo se fijó Planeta en su poemario?

-Al exponer el proyecto a los padres de mi curso vi que había tenido un buen impacto. Mis profesores y profesoras se sorprendieron y me dieron mucho apoyo, mis amigos me animaron a hacerlo grande. El libro, que antes no era ni la mitad de lo que es ahora, fue enviado a varias editoriales con la idea de "probar". A los dos días la editorial se puso en contacto conmigo y me mostraron interés por el proyecto. No me lo pensé dos veces, sabía que si no arriesgaba no iba a ganar.

- ¿Qué significa para usted que una de las grandes editoriales del país se fije en su trabajo?

-Es un orgullo, me hace sentir especial y valorada. Me costó mucho reconocer que estaba haciendo algo extraordinario, algo que pocas veces sucedía, pero ahí estuvieron Carlos y Valeria -mis dos grandes apoyos- para ayudarme a entender que era buena, que el libro era bueno. Siento que se le ha dado valor a algo sincero, real y bonito. Eso me produce una sensación de alegría.

- Habla del dolor y de una experiencia situación personal complicada. ¿Qué le puede pasar a una persona de 16 años para escribir un libro centrado en el dolor y el sufrimiento?

-Desde mi punto de vista, los adolescentes estamos muy desinformados, vivimos bajo la tensión de las redes sociales, los estereotipos, la superficialidad? Ser adolescente, hoy en día, es muy complicado. A veces en tu vida aparecen personas con las que congenias bien, te hacen sentir especial, querida, valorada? pero con el paso del tiempo y con la madurez que vas ganando, te das cuenta de que el mundo de esas personas no es el tuyo. El problema llega cuando quieres irte y no sabes cómo gestionarlo. Por una parte, no quieres hacerle daño a quien para ti ha sido como una hermana, pero por otra quieres tratar de pensar en ti misma, en tu estabilidad. Tratas de buscar respuestas, pero nadie te ayuda a encontrarlas, te ves encerrada en un mundo donde solo estás tú y tus problemas. Y entonces te preguntas qué hago, cómo salgo de aquí... Al final, tomas una decisión que no te ayuda, que lo complica todo y que te acaba encerrando en ese mundo. Pensar que solo los adultos viven en un mundo de estrés, de miedos, de problemas? es un error. La cabeza de un adolescente es un campo entero por descubrir. Somos muy sensibles y estamos bajo la gran presión de las redes sociales, un lugar tóxico en el que todos tratamos de ser alguien que no existe y no existirá jamás. Pero nadie está ahí para guiarnos, se sigue priorizando ser un genio en matemáticas o en lengua y nos olvidamos de nuestras emociones, de estabilizarnos emocionalmente.

- Por lo que cuenta este libro ha sido mucho más que un trabajo de clase, casi una terapia.

-Sin duda. A medida que lo iba escribiendo notaba como partes de mi se iban liberando, como si toda esa presión en el pecho, por momentos, se fuese desvaneciendo. En el momento en el que puse el punto final a esa historia, entendí que el dolor ya formaba parte del pasado, me sentí renovada, alegre, con mucha energía. Encontré una forma de liberarme en la escritura y es algo a lo que siempre recurriré para desahogarme.

- Dice que ha entendido lo que significaba la felicidad gracias a lo que sufrió y aguantó. ¿Cree que felicidad y dolor son las dos caras de una misma moneda, que sin la una la otra no es posible?

-Necesitamos tocar fondo para valorar lo que hay arriba. Van de la mano, creo que son emociones que se necesitan para ser reales. No existe una felicidad constante: se trata de momentos, de situaciones... Se trata de saber con certeza que quiere decir "ser feliz". Es muy fácil hoy en día decir que estás feliz, que tienes todo lo que necesitas, pero luego llega la vida y te demuestra que vivías en una falsa felicidad. Es ahí donde entra el dolor, es importante darle valor y sacar de él un crecimiento personal. He aprendido mucho sobre las emociones y sobre lo relacionadas que pueden estar. Animo a todas las personas a dejar de ver todo lo malo como algo frustrante: es vida, es el camino y es la oportunidad para formular nuevas preguntas y, sobre todo, para seguir luchando.

- Entiendo que el libro es una especie de "desnudo emocional". ¿No le da miedo compartir algo tan personal e íntimo?

-Si soy sincera, al principio me asustaba que la gente conociese algo tan personal de mí. Mi familia, por ejemplo, que no sabía lo que había pasado. Pero luego me di cuenta de que, tal vez, mi experiencia y mi historia pudiesen ayudar a otras personas que se encuentran en una situación dolorosa y no saben cómo seguir, cómo salir y reconstruirte.

- ¿Qué cree que le puede aportar su poemario a las persona que se acerquen a él? Dice que cada uno debe buscar sus propias respuestas

-Cada persona es un mundo, a cada persona le puede aportar algo completamente diferente. Pero mi objetivo es llegar a lo profundo de las personas, emocionarles y ser el reflejo de su propia historia. Quiero que la gente lo lea con sus propios ojos, que no busquen el por qué de cada verso, simplemente, que se llenen de su propia historia y que mi libro les ayude a encontrar respuestas, salidas o nuevas preguntas.

- Después de esta primera experiencia editorial, ¿quiere repetir en el futuro?

-Ojalá. Ha sido una montaña rusa de emociones y un proceso complicado, pero me ha hecho crecer muchísimo como persona, he logrado redirigir mi vida y reconstruir una parte de mi que estaba muy dañada. Me he abierto un blog para poder compartir mis pensamientos y ayudar a otras personas a través de ellos. Pero, de momento, no tengo la intención de volver a hacer algo de esta magnitud, quiero darme un tiempo para descubrir que más hay en mi y centrarme en las personas que me rodean