El centro de Moaña sufrió ayer un nuevo incendio de una finca cerca de viviendas. Es el segundo fuego de este estilo en escasas semanas. Si el primero ocurrió en el barrio de O Rosal, el de ayer fue el Camiño da Bouza, por la parte trasera de la céntrica calle Ramón Cabanillas. El fuego se decretó poco después de las 12.00 horas en una finca con maleza que, debido al tiempo que llevaba sin llover, estaba muy seca.

Los primeros en intervenir para atajarlo fueron los vecinos, pues el terreno quemado, de menos de 1.000 metros cuadrados, está totalmente rodeado por viviendas, tanto edificios como casas unifamiliares. Los vecinos extendieron mangueras desde sus grifos particulares e incluso echaron mano de cubos para rociar con agua la finca.

Pocos minutos después de que comenzase el incendio llegó a la zona una patrulla de la Policía Loca, que ayudó en las labores de extinción. Las llamas más altas estaban ya controladas cuando llegaron los Bombeiros do Morrazo para extinguir definitivamente el fuego. Los bomberos llegaron con dos camiones. Iniciaron el operativo rociando en primer lugar el perímetro de la finca. También rociaron la copa de un manzano que se levanta cerca de un edificio, para evitar que las llamas trepasen y pudiesen dañar este inmueble. Alrededor de las dos de la tarde la situación estaba ya totalmente controlada.

Se desconoce de momento las causas del fuego, pero la hierba alta y seca favoreció la rápida combustión.

Testigos

Uno de los vecinos que participó en las labores de extinción explica que "empecé a oler a chamuscado y en cuestión de segundos ya estaba ardiendo todo con unas llamas muy altas", dijo. De ahí el susto que llevó a los residentes en el entorno a echar mano de lo que tenían en casa para apagar el fuego.

Finalmente todo quedó en un susto, aunque septiembre comenzó con días muy secos y los bomberos recuerdan el peligro que suponen las fincas urbanas que no están limpias.