Los jugadores del Balonmán Cangas Frigoríficos del Morrazo se convirtieron en las estrellas de la soleada mañana de ayer en la villa. Y es que completaron su sesión de entrenamiento más especial, con la que, además de trabajar el físico, tuvieron un cariño con todas las empresas locales que patrocinan al club y con aquellos aficionados que quisieron pararse a hacerse una foto con los jugadores que defenderán a Cangas en la Liga Asobal esta temporada. Sobre las 11.00 horas toda la plantilla, con el entrenador Nacho Moyano a la cabeza, se citó en el Eirado do Costal, para formar parejas. Allí ya suscitaron el interés de todos los presentes, muchos de los cuales desconocían lo que iba ocurrir.

Partieron en parejas, saliendo con dos minutos de espacio entre una y otra pareja, para recorrer distintos establecimientos y puntos de Cangas siguiendo pistas que les planteó el cuerpo técnico. Los campeones tenían un gran premio: una comida en la Pizzería Baratto.

El mejor tiempo lo marcaron al final Adrián Menduiña y Moisés Simes, que completaron todas las pistas en 47 minutos y 17 segundos. Durante buena parte de la mañana fue habitual ver correr a los jugadores del Frigo de punta a punta de Cangas, pasando por la playa de Rodeira, por ejemplo, o por la Capela do Hospital, que es a donde conducía irremediablemente la primera de las pistas planteadas: "Iglesia pequeña. Allá por el siglo XVI, hoy es un lugar para hacer pequeñas exposiciones. La Copa del Mundo ganada por la Selección española de fútbol en 2010 estuvo expuesta allí", decía la pista.

Por lo tanto, además de entrenarse, todos los jugadores del Cangas conocieron más sobre la historia de distintos puntos de la villa, lo que sin duda fue muy enriquecedor para los de fuera de la zona. Entre los locales visitados se encontraron la Cafetería Enziani, la tapería Dos Chata, tiendas de ropa deportiva, academias o la tienda de electrónica Tecnosat. Y entre los rincones hasta los que tuvieron que llegar corriendo no podía faltar la antigua fábrica de Massó. Los jugadores sudaron la gota gorda antes de relajarse en una terraza todos juntos, conjurándose para una nueva temporada en la que volverá a ser necesario sufrir para dar otra alegría a la afición.