"Es un gesto feo. Las Hermanas están a gusto aquí en el colegio Casa de la Virgen de Cangas y deberían dejar que se queden. Es mal ejemplo para los niños", aseguraba Mirian, unida de la mano a su hijo de pocos años, alumno como lo fue ella del centro mientras que el pequeño le daba la mano a su padre, con la menor de la familia en brazos, en la cadena humana que ayer se organizó en el exterior del recinto escolar de Rodeira, en protesta por el traslado de las últimas cinco monjas que ha decidido su Congregación de Hijas de la Caridad. A cuatro de ellas las traslada por su avanzada edad; y a la superiora al agotarse el plazo de seis años de su cargo, que, sin embargo, podría prorrogarse dos más. Pero con ello se pone fin a la comunidad religiosa de las Hijas de la Caridad en Rodeira que se hizo cargo del colegio desde su apertura en 1942, y siguiendo la tónica de los últimos años por la falta de vocaciones y de relevo.

Sor María Luisa Artacho, de 93 años y de origen francés, lleva 63 años en la comunidad de Cangas; Sor María Luisa Gorricho, de Pamplona y de 92, lleva 40 años y fue seis superiora en el colegio; Sor María Mercedes Pérez Cobas, de Noia y de 90 años, lleva 40 en Cangas; Sor Gloria Gloria Rodríguez, natural de Tui, tiene 76 y lleva unos 17 años en el centro; mientras que la superiora, Sor Antonia, natural de Ourense lleva seis años.

En la cadena humana, organizada por el movimiento social que se inició en julio cuando desde la Congregación se comunicó el traslado de las Hermanas, participaron unas 300 personas. "Es injusto", aseguraba Vanessa en la cadena que rodeó todo el exterior del colegio y que se prolongó durante varios minutos durante los cuales se coreó la conocida canción "No nos moverán" adaptada a la situación del colegio: "De Casa de la Virgen no las moverán, de Casa de la Virgen no las moverán porque esta casa es toda su vida...no las moverán".

Las religiosas, que lloraron en su intimidad cuando en julio les llegó la confirmación del traslado, no quisieron hasta ahora mostrar sus sentimientos debido a su voto de obediencia, pero ayer no pudieron reprimir las lágrimas en la misa que acto seguido se celebró en la capilla del colegio, oficiada por el cura Manuel Otero, que se encarga de las misas diarias en este centro educativo.

"Esto es una pena", señala Elisa, madre de alumnas. Mi hija tiene casi 49 años. Fíjate como quedamos. No entiendo que si ya otras de las dos Hermanas murieron en este centro, como Sor Josefina, con más de cien años, no dejen quedar a estas otras que seguro que quieren quedarse hasta el final aquí".

Desde el movimiento social iniciado por padres, docentes, alumnos y exalumnos para frenar el traslado se recurrió a todas las instancias posibles, incluso a los más altos cargos de las Hijas de la Caridad en parís, al arzobispo de Pamplona, hermano de la consejera general de Lengua Española en las Hijas de la Caridad y a las superioras de la zona provincial norte de la congregación, que son las que tienen el poder de decisión. Sin embargo, la única respuesta obtenida es que la decisión está tomada y que se hace lo mejor para ellas, al menos para cuatro de ellas, por su avanzada edad.

Entre esta semana y la siguiente, antes del 31 de agosto, se cumplirá este traslado, de ahí que ayer se quisiera visibilizar esta protesta, también como acto de despedida. Las superioras de las residencias de la Comunidad a las que serán trasladadas las Hermanas de Cangas (Sor Gloria, a Tui; Sor María Luisa Artacho y Sor Mercedes, a León; y Sor María Luisa Gorricho, a Algorta; a la espera de conocer el destino de la superiora Sor Antonia) se desplazarán en furgonetas a Cangas para cumplir con este traslado.

María y Sara, dos jóvenes exalumnas aseguran que se trata de una decisión cruel y que, aunque ttengan voto de obediencia, " también tienen su propia voluntad, que es la de quedarse". Aseguran que aquí en Cangas pasarán el resto de su vida rodeadas de niños, pendientes de la educación, a lo que siempre se dedicaron :"Queremos que las dejen aquí". Antonio que, también acudió a la cadena humana y se sumó a la misa aseguraba que "todo o que lles vin sempre foi para ben", en alusión a las Hermanas.

En la misa también participó el presidente de la Fundación Casa de la Virgen, Isidoro Ángeles Ventura, que se desplazó desde Madrid para estar en un día tan señalado. Aunque no participó en la cadena humana, sí acompañó a las religiosas por cuya permanencia en Cangas lleva tiempo luchando, pero asume que la decisión ya no depende de ellos, sino de las Hijas de la Caridad.