El III Festival de Jazz de Moaña comenzó ayer con André Carvalho Group y Kurt Rosenwinkel Standards Trío como protagonistas. Hoy habrá sesión vermú a las 12.30 horas a cargo de Toño Otero Trío. A las 21.30 horas actúa Xan Campos Trío y cerrará el festival Mayte Alguacil Quartet. Mayte Alguacil (Madrid) es una flautista y vocalista que pasa por ser una de las mejores voces del panorama jazzístico peninsular. Hoy estará acompañada por el pianista Michael Kanan, el contrabajista Horacio Fumero y el batería Jordi Rossy.

-Siendo titulada superior en flauta, ¿por qué decidió dejar la clásica y empezar un nuevo camino estudiando canto en la especialidad de jazz?

-Durante mis años de estudio de superior de flauta conocí el jazz y me enamoré profundamente de la música. Me encantaba el tratamiento de la armonía, la improvisación y especialmente la interacción entre los músicos. No dejé mis estudios de flauta; terminé la carrera y después volví a comenzar la de canto jazz. Sentí desde el principio que la voz era mi instrumento real y quise seguir mi intuición y ver dónde me llevaba. Afortunadamente, no me equivoqué. Es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Al fin y al cabo, la música es música y puedes disfrutarla siempre.

-Ojeando su discografía, su estilo parece más ligado a las grandes damas del jazz como Ella Fitzgerald o Billie Holiday. ¿A que se debe esta predilección por la canción melódica?

-Sí. Definitivamente el "Great American Songbook", lo que conocemos como standards de jazz, el cancionero popular americano es a lo que me dedico. Creo que los grandes compositores americanos como Cole Porter, Irving Berlin, Harold Arlen, Gershwin, etc son grandes arquitectos de la música. Si tenemos en cuenta que las canciones tenían que ser "hits" que se pudieran recordar después de una función, y que armónicamente están basados en la música clásica occidental -con todo lo que ello conlleva-, dieron totalmente en el clavo. Se tiende a menospreciar un poco los standards porque los vemos reducidos a una partitura en el Real Book, pero lo ideal sería coger la partitura de orquesta o una reducción para poder ver lo maravilloso de lo que escribieron.

-Relacionada con la pregunta anterior, y siendo una abanderada de la tradición clásica, ¿qué opinión le causa el "jazz experimental"?

-Creo que cualquier tipo de expresión artística es válida, siempre y cuando esté hecha desde el respeto y el amor que se siente por ella. No es el tipo de música al que yo me dedico, porque he de ser honesta conmigo misma para poder serlo con los demás a la hora de compartir la música, pero tengo grandes amigos que son grandísimos músicos en este campo y disfruto mucho escuchándoles siempre que tengo ocasión de hacerlo.

-El jazz, aunque cada vez está más presente a pie de calle y es muy popular en festivales como los de San Sebastián o Vitoria, guarda cierta aura elitista ya que se identifica con música de alta cultura. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

-Para ser sincera, es algo que me pregunto cada X tiempo. Creo que el jazz se disfruta más entre músicos de jazz. Pero creo que eso es así porque de algún modo nos estamos olvidando del público. Yo no soy ninguna experta en pintura, y si de repente me acercan esta cultura a través de un pintor como Kandinsky para mí será más difícil de apreciar la belleza que si comienzo por algo más realista. Educar el oído para según qué estilos de música -y más hoy en día, cuando todo lo que nos rodea es más bien "canciones del verano"- es algo difícil, pero es nuestra responsabilidad y creo que deberíamos pensar un poco más en el público.

-¿Sigue existiendo un componente improvisatorio real? ¿Todavía quedan músicos que improvisen en directo o la mayoría traen los solos preparados y muy meditados de casa?

-Sinceramente, no he conocido ningún músico que se prepare un solo para un concierto. A la hora de estudiar cada uno tenemos nuestro propio lenguaje, eso es cierto, pero de ahí a llevar preparado algo, hay mucho trecho. Una de las grandes premisas del jazz es la improvisación, y eso no ha cambiado.

-Grandes maestros como Pedro Iturralde asentaron toda una escuela jazzística en España. ¿Cómo es el presente y que se espera del futuro del jazz español?

-Es una pregunta muy difícil, porque no puedo evitar tener fe en que irá a mejor siempre. Ahora mismo es difícil tener visibilidad en el mundo del jazz, y más a nivel nacional. Es normal que tengamos referentes de otros países, pero es increíblemente grande la cantera de músicos de jazz en España. Y ya que tengo la oportunidad permíteme nombrar algunos de ellos: Jaime Lombart, Víctor Correa, Enrique Oliver, Roger Mas, Txema Riera, Rai Paz, Toni Vaquer, Ramon Prats, Toni Saigi, Rubén Fernández, Sergi Felipe, Hugo Astudillo, Joan Moll, Pedro Campos, Joan Terol, Nadia Basurto, y todos los que me dejo... Tenemos pocas oportunidades de tocar y, tocar es una parte muy importante del crecimiento como músico, porque lo que haces en un escenario no lo puedes reproducir en casa estudiando, ni haciendo una sesión con tus amigos. Mi única esperanza es que se pueda hacer más cultura de jazz para compartir con el público.