No es cuestión de ir por ahí asustando a la ciudadanía con que viene el lobo y hay que ponerse a cubierto, pero tampoco de andar por la calle renegando de que enseñe la patita. Porque los encantos de O Morrazo también los conocen los descuideros y otros vampiros de los bienes ajenos que aprovechan el buen rollito veraniego para engordar su agosto. Más aún si hay mercadillo, avisan los que saben de esto.
Señales de cambio
A unos los pillan y pagan, pero otros lo hacen y se escabullen. Por ejemplo, algunos gorrillas que invitan a los conductores a ignorar señales de prohibido, que ellos mismos retiran si hace falta. No es nuevo: Todo por la pasta.