Los bateeiros de Bueu llevan varios días trabajando a pleno rendimiento. El sector está aprovechando la inusual tregua que la toxina les ha concedido por segundo año consecutivo en pleno verano, que permite que todas las bateas de la localidad estén abiertas cuatro meses después del primer cierre del año 2019. El último polígono en abrir ha sido el Bueu A1, situado entre Agrelo y Lapamán.

La actividad en el muelle de mejilloneros no cesa estos días y la inmensa mayoría de la producción que están descargando los barcos se destina al mercado de venta en fresco. "El mejillón es grande, pero a estas alturas del año está un poco 'flaco' y le falta carne", explican en el puerto bueués algunos de los bateeiros. Esa circunstancia provoca que en estos momentos el producto aún no resulte apetecible y rentable para la industria de la conserva.

Los parques mejilloneros de Bueu suman cerca de 150 viveros flotantes repartidos en tres zonas. Nada más comenzar el mes de marzo la presencia de toxina obligó a cerrar e impedir la extracción del molusco. A finales de junio llegó la primera buena noticia, con la apertura de dos de los tres polígonos: el Bueu B, situado en Beluso, y el Bueu A2, situado entre Agrelo y Lapamán. Curiosamente el Bueu A1, que linda con este último, ha tenido que esperar hasta que hace unos días el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) autorizó su apertura. "¿Cuánto va a durar esto? Esa es la pregunta del millón. No es la situación habitual a estas alturas del año, así que hay que aprovechar para trabajar mientras se pueda", manifiestan desde una de las agrupaciones del sector bateeiro en Bueu.

Las aperturas han llegado también a la vecina ría de Aldán, cuyos dos ámbitos de trabajo -Cangas A y Cangas B- llevan varios días descargando producto. Al igual que los de Bueu estaban cerrados desde principios del mes de marzo. De esta manera, todos los polígonos de mejillón de las rías de Vigo y Pontevedra se encuentran abiertos. En el resto de Galicia es idéntica, con todas las bateas abiertas.

Lo normal sería que esta situación se prolongase algunas semanas. Las probabilidades de cierre aumentarán a medida que se acerque el otoño, cuando habitualmente se registra un nuevo afloramiento de fitoplacton en las rías gallegas. En ese momento la preocupación será que ese cierre no se prolongue en el tiempo y que permita al sector trabajar en navidades, el momento más importante del año por volumen de trabajo y facturación.