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Los cangueses del "Juan Sebastián Elcano"

Cuatro marineros formaron parte de la tripulación que entre el 78 y 79 dio la 5ª vuelta al mundo, de la que se cumple 40 años

Cadetes en el buque escuela, ayer a su llegada a Marín. // S.A.

Un vecino de la parroquia de Coiro, Manuel Soage, y tres del lugar de Pinténs, en O Hío, tuvieron el honor de formar parte de la tripulación de tropa del "Juan Sebastián Elcano", que hace cuarenta años dio su quinta vuelta al mundo. Tras haberse incorporado al servicio militar obligatorio en Ferrol, apenas tuvieron tiempo para hacer su petate y viajar a Cádiz, donde les esperaba en buque escuela de la Armada Española. Pasaron dos meses poniendo a punto a este deslumbrante bergantín-goleta que se aprestaba para una gran aventura. A una media de 3,5 millas por hora, esta quinta vuelta al mundo del Juan Sebastián Elcano duró más que la de Phileas Fogg. No había apuestas de por medio, ni grandes aventuras, pero sí trabajo, disciplina y la oportunidad de conocer mundo. Era el año 1978 y España salía de manera lenta de la sombra alargada del franquismo. En total, el buque recorrió 50.000 millas en 10 meses y medio. Lo sabe bien Manuel Soage, que como marinero de Primera se había prestado voluntario a este viaje. Él tiene en su casa su particular diario de bitácora, donde apuntaba los hechos más relevantes del viaje.

Manuel Soage, que cumple 61 años este mes, se presentó voluntario para este viaje. Tenía información de que el "Juan Sebastián Elcano" iba a dar su quinta vuelta al mundo y no quería perdérsela. Un hermano suyo había estado de servicio en el barco en un viaje y quería conocer la experiencia de surcar todos los mares y doblar los más famosos cabos. De hecho, recuerda, fue el Cabo de Hornos donde decidió dejar el bigote que aún luce.

Comenta Manuel Soage que si algo le conmovió es la inmensidad del mar. "Eramos un lixo no medio do mar". Cuando fue llamado a filas, Manuel Soage jugaba al balonmano en la Academia Octavio, en Vigo y fue tentado por la Escuela de Máquinas de Ferrol, que tenía un equipo en Primera División, para incorporarse a la disciplina y tener un servicio militar más llevadero. Pero Manuel Soage había llegado a Ferrol con la mente puesta en dar la vuelta al mundo. Así que no le importó ver cómo sus manos se llenaba de callos de tanto subir y bajar velas con esas cuerdas que en aquella época eran de esparto. Ese era su trabajo, pero también ejerció en el buque de carpintero y subía a la guardia de marinería cuando le tocaba. Era entonces, cuando estaba en cubierta, cuando pudo ver amaneceres impresionantes. ¡Lástima que en aquella época no hubiera teléfonos móviles! para capturar el momento!

En esos 10 meses y medio que duró la vuelta al mundo, el barco apenas se enfrentó a situaciones peligrosas. Pero hubo una que dejó al buque escuela de la Armada Española muy tocado. Fueron los restos de un ciclón en Filipinas, que dejó la embarcación patas para arriba. Los cabos y las vergas estaban tirados por la cubierta. "Foi a primeira vez que vin a un oficial tirar dun cabo". manifesta Gestoso.

Manuel Gestoso apunta que el "Juan Sebastián Elcano" es un barco de paz, de ahí su espléndida línea pintada de color blanco que es admirada en todo el mundo, con ese porte de velas que ya no se ven y con ese navegar lento, que con ellas desplegadas logran velocidades de 8 kilómetros por hora. Este marinero de Primera recuerda cómo la banda de música que tiene el bergantín festejaba el paso de Ecuador o el Trópico. También sonaba cuando la tripulación tenía que rendir honores a jefes de Estado de otras naciones. Manuel Gestoso recuerda cómo dictadores como Videla o Pinochet subieron al buque escuela de la Armada Española. "É o que ten a diplomacia", manifiesta.

Manuel Soage, Eliseo Martínez, Faustino Otero y José Antonio Villas presumen de que Cangas fue el municipio que más marinería de tropa aportó a esta quinta vuelta al mundo del Juan Sebastián Elcano de la que se cumplen 40 años.

La intención es que el martes, en la puerta de la Escuela Naval Militar de Marín, se reúna el mayor número de marineros de toda España que pertenecieron a aquel curso del 78. Ya tuvieron otras reuniones en otros puertos donde fondeaba el bergantín, al que ven como cambia con la edad. De aquellos cabos de esparto se pasó a cuerdas sintéticas y velas de otros tejidos que convierten al Juan Sebastián Elcano en una nave muy marinera.

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