Talento en estado puro, asiduo de la selección española, alma mater del Celta, pero, sobre todo, moañés. El mejor embajador de Moaña en España y el mundo, Iago Aspas, ejerció ayer de profeta en su tierra y fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a las Festas do Carme 2019. Lo hizo con el nerviosismo propio de quien se maneja mejor sobre el césped que sobre los escenarios, pero igualmente con el público a sus pies, porque los cientos de personas que se congregaron en el paseo marítimo no escatimaron aplausos ni cariño a su ídolo, que tampoco pudo escapar a la obligada sesión de fotografías y autógrafos.

Fue el de Aspas un pregón corto, pero intenso, con alguna cotizada perla como la que deslizó al asegurar que regresar al Celta había sido lo mejor que podía haber hecho tras sus experiencias en Liverpool y Sevilla y a pesar de las propuestas para estar en otros equipos. "Eu sempre lle din un valor altísimo a este paraíso, e cada día que pasa doume máis conta do acertado desta decisión de cando volvín ao Celta", subrayó ante el júbilo de los presentes, en una cita con mucho niño y joven pero a la que tampoco faltaron los más veteranos.

Aspas arrancó reconociendo que el ofrecer un pregón de cara al público no entraba dentro de sus especialidades, pero echó mano de sus recuerdos infantiles con las Festas do Carme, esas que esperaba ansiosamente "porque era a excusa para poder saír ata altas horas", unos horarios que no siempre respetaba. De hecho, uno de esos días, continuó, "salveime do zapatillazo dos meus pais" porque él, que siempre buscaba en la tómbola los premios más atractivos para un niño de su edad, llegó a casa con una sandwichera "que está na casa dos meus pais". Más adelante fue el momento de ir con los amigos a la procesión marítima, en lo que calificó como "un día máxico, porque ves a todos os veciños na rúa e no mar. A terra e o mar".

No podía faltar un mensaje para los más jóvenes, aquellos que escuchaban más atentamente las palabras de su ídolo. Aspas les pidió "que soñedes, pero todo ten sacrificio, moito esforzo, e sen todas estas cousas non se pode disfrutar do fútbol. Este era un soño que sempre tiven", y repitió como un mantra "sacrificio, esforzo e traballo para os máis cativos".

El jugador celeste, que estuvo acompañado por su mujer y sus hermanos Jonathan y Urbe, entre otros, así como por el excéltico Roberto Lago, se dio luego un baño de multitudes ya que buena parte de los asistentes querían irse con su particular recuerdo del momento en forma de instantánea.

Tras el pregón fue el turno de Disco Mandala, llegados desde Valladolid, antes de que ya pasada la medianoche se esperase la actuación de Kiko Rivera.