La Consellería de Cultura e Turismo publicó ayer la licitación de los trabajos de puesta en valor del castro de Montealegre, en Domaio. Era un compromiso de la Xunta vinculado a la construcción de la autovía inaugurada definitivamente el pasado viernes. La intención del ejecutivo gallego es invertir 321.170 euros en unos trabajos que incluirán labores de limpieza, reexcavación arqueológica, consolidación y restauración de las estructuras localizadas, así como documentación y limpieza de los petroglifos existentes. También se contempla la señalización y la adecuación del acceso al yacimiento con el objetivo de favorecer un mayor conocimiento y aprovechamiento sociocultural del conjunto arqueológico. En estos momentos los accesos son muy complicados.

El Castro de Montealegre está incluido en el Catálogo do Patrimonio Cultural de Galicia. En 1925/1926 fue objeto de una de las primeras excavaciones arqueológicas con metodología científica de Galicia, dirigida por Antón Losada Diéguez. Los trabajos de mayor extensión y calado se ejecutaron en el marco de la construcción inicial del Corredor do Morrazo y en su reciente desdoblamiento. Estas obras permitieron conservar in situ la totalidad de los restos documentados.

Los trabajos que salen a licitación incluirán también la realización de un estudio previo de la zona en la que se revisará la documentación bibliográfica y documental de las campañas de excavación ya ejecutadas con la finalidad de planificar las nuevas excavaciones. Se retirará la vegetación y se señalizarán y adecuarán los accesos.

Los estudios de los petroglifos existentes en el entorno se ejecutarán de forma paralela. Está prevista la instalación de dos portales de entrada para peatones y acondicionar el camino de entrada al castro. En la ladera sur de Montealegre se plantarán especies de árboles autóctonas.

Las obras de la autovía sacaron a la luz una riqueza patrimonial mayor todavía de lo previsto. Se habían excavado solo dos áreas, que se verían dañadas por el desdoblamiento de los carriles, para retirar las piezas de valor y catalogar las estructuras. Sin embargo, dicha riqueza acabó por movilizar a movimientos vecinales de la comarca e incluso de fuera, a los que se sumó el Concello moañés con todas las fuerzas políticas involucradas.

Para salvar el yacimiento la Xunta apostó entonces por ampliar desde el interior el túnel preexistente, en vez de construir una segunda estructura de este tipo. Tras meses de estudios se logró una solución que acabó con una nueva configuración del túnel que lo convierte en uno de los más anchos de España, con 21,8 metros que acogen los cuatro carriles. Cuenta con 5 metros de altura en su parte más baja y 10 en el centro. Tiene una longitud de 90 metros.