"Hemos dejado amigos", asegura uno de los directores de la obra de construcción del tercer y último tramo de construcción de la Autovía do Morrazo, en el que se ha estado trabajando a lo largo de los dos últimos años y que estos días afronta su recta final para su apertura este próximo viernes, día 21.Es la fecha con la que trabaja la Consellería de Infraestruturas para estrenar los últimos 4 kilómetros que faltaban de esta carretera y un verano en O Morrazo. Con la apertura de este tramo se completa la primera fase de construcción de la Autovía, técnicamente denominada AG-46, que es la principal carretera de penetración de la comarca de O Morrazo y que se extiende a lo largo de 11 kilómetros, entre la rotonda de Domaio, junto al puente de Rande, en Moaña, y Cangas. Los dos primeros tramos entre Domaio y Meira, en Moaña, ya entraron en funcionamiento el 11 de mayo del año pasado, tras dos de ejecución.

Las obras de la Autovía comenzaron entre finales de 2015 y marzo de 2016 y supusieron reconvertir el antiguo Corredor do Morrazo (CG-4.1), con solo un carril por cada lado, a una carretera de cuatro -dos en cada sentido de 3,5 metros-, con el objetivo de hacerla más segura, después de la oleada de accidentes mortales de 2010 por colisiones, en su mayoría, frontales; y también con el fin de hacerla más cómoda para evitar las retenciones que registra en los meses de playa. La construcción de la Autovía también se realizó en coordinación con la ampliación del puente de Rande ya que la nueva carretera pasó a tener acceso directo a la autopista AP-9 sin necesidad de pasar por la rotonda de Domaio, por lo que los vehículos acceden tanto a la autopista en sentido a Pontevedra como al puente hacia Vigo.

La dirección de la obra del tercer tramo, que construye la UTE formada por Covsa y Taboada y Ramos, ya había anunciado su intención de que abriera para el inicio del verano con el fin de seguir evitando problemas a los conductores, ante la previsión de que el tráfico casi se doble en estos meses. Los dos tramos de la Autovía en funcionamiento ya registraron en sus primeros meses de funcionamiento una Intensidad Media Diaria (IMD) de más de 15.600 vehículos.

La construcción de esta carretera, libre de peaje, ha supuesto una inversión por parte de la Xunta de 55 millones de euros, aunque queda pendiente la segunda fase, entre Cangas y el Alto da Portela, de otros cuatro kilómetros.

En la jornada de ayer, la empresa constructora estuvo asfaltando el ramal de incorporación desde Cangas a la autovía, en Ameixoada, después de que el martes de la semana pasada ya reabriera el de bajada, cerrado por obras de contención del talud desde enero. Ese mismo martes también se trasladó todo el tráfico del todavía corredor a los dos nuevos carriles de la ampliación para dejar libres los dos antiguos con el fin de proceder a su asfaltado y señalización horizontal. En Broullón también se colocó una pantalla contra el ruido, según Infraestructuras porque las mediciones lo aconsejaban y también a petición de los vecinos.

Una de las principales infraestructuras de este tramo ha sido el desdoblamiento del viaducto da Fraga, de 352 metros de longitud y con una altura máxima de 62 metros, que se ha dotado con un trámex o rejilla de seguridad de PFRV para evitar caídas por el hueco que queda entre el nuevo y el viejo viaducto, con una separación de metro y medio. Ayer se realizó la prueba de carga con dos sacos con 900 kilos de tierra cada uno. En toda la Autovía se ha optado por dar seguridad a los viaductos. Éste es el mismo modelo que se utilizó en el de A Moura, en Domaio; mientras que se dotó con red azul anticaídas el de A Mó, en Meira. La Xunta está incorporando este tipo de protecciones en los viaductos debido a los accidentes registrados con personas que, por diferentes causas, salen de sus vehículos y con la creencia de que se ponían a salvo de ser atropelladas, saltaban el quitamiedos pensando que era tierra, pero caían al vacío.

Desde la dirección de obra, que ha llevado Ricardo López Escada con la ayuda de Manuel Fernández, se destaca también que este tramo se ha hecho con tráfico, con un vial de desvío alternativo de 600 metros que estuvo funcionando varios meses para evitar cortes totales en el corredor a causa de las voladuras de desmontes. Ninguna de ellas se prolongó más de 12 minutos, señalan, al tiempo que destacan el buen trato con los vecinos, que se ha reducido el plazo, ya que el contrato establecía hasta agosto y que no se registraron accidentes importantes, ni laborales ni de tráfico. "No nos vamos, seguiremos para resolver problemas que técnicamente puedan surgir", aseguran desde la AXI.