Vecinos de la calle Pazos Fontenla, en el centro de Bueu, han mostrado su malestar por los ruidos y molestias generadas por la movida nocturna durante las noches del fin de semana. Los afectados manifiestan que la presencia de una discoteca en el vial provoca la acumulación de numerosos jóvenes los viernes y sábados, no solo en el interior de la misma, sino en la propia calle, con gritos e incluso peleas que les hacen imposible el descanso. Aseguran que tanto la Policía Local como la Guardia Civil son conocedoras de la situación sin que hasta el momento hayan adoptado las medidas para solucionarla.

Los problemas de la calle Pazos Fontenla con la movida nocturna vienen ya de tiempo atrás y han sido denunciados de forma puntual ante las fuerzas de seguridad. Los vecinos apuntan que además de tener que soportar unos altos niveles de ruido en el exterior de la calle, prácticamente todos los fines de semana se producen peleas entre grupos de jóvenes. En numerosas ocasiones se ha requerido la presencia de los agentes de policía para actuar en esos enfrentamientos, a los que incluso tiene acudido la Guardia Civil de Cangas o de Moaña (la de Marín no dispone de patrulla nocturna). "Llegan y resuelven el problema ese día, pero el siguiente fin de semana vuelve a haber otra pelea y seguimos sin una solución definitiva", aseguran los afectados.

Pero además existe también, manifiestan, un problema añadido para la seguridad vial, ya que la acumulación de personas hace que en muchas ocasiones se llegue a invadir la calzada, poniendo en peligro tanto la integridad física de los jóvenes, como la de los vehículos que circulan por Pazos Fontenla a esas horas. "La gente invade la carretera y cualquier día puede haber una desgracia", afirman, y añaden que "muchos conductores pasan por allí con miedo, porque hay gente borracha que no controla y que se mete delante de los coches". Otros, en cambio, optan directamente por evitar esa zona y dar un rodeo.

Hasta altas horas

La situación se extiende a lo largo de toda la noche, si bien es especialmente conflictiva a partir de las 6.30, cuando el establecimiento cierra sus puertas y se vacía. Es entonces cuando todos los jóvenes salen al exterior y se agolpan en las aceras o incluso en la propia calzada al no haber demasiado espacio. Y las molestias, señalan los vecinos, se extienden hasta las 7 o 7.30 horas. "Es inaguantable", comentan.

Los afectados reclaman de las autoridades que se adopten las medidas oportunas para garantizar su descanso y temen que la situación empeore en el verano, con una mayor afluencia de visitantes y de usuarios de la discoteca.