Un siglo de recuerdos de Massó se enterró ayer en el cementerio de Pereiró en Vigo. Era por la tarde y las tormentas aún no habían hecho acto de presencia en el último adiós a Ana María Soto Landeira, conocida en Cangas como "a señorita de Massó". Cuenta con el mérito de haber sido la primera asistenta social de Galicia, que trabajó con entusiasmo en Massó para mejorar las condiciones laborales de vida de las empleadas de la conservera, tanto en Cangas como en Bueu.

Siempre tuvo el reconocimiento de todos aquellos que la conocieron, pero el oficial, ese que da títulos y condecoraciones le llegó en el año 2010, cuando el gobierno local de Cangas, el también tripartito, decidió conceder a Ana María Soto Landeira la distinción de Hija Predilecta. Cangas no se acerca demasiado a Vigo, ni siquiera para los entierros, así que la representación oficial no era ni de largo la que se hubiese deseado. Pero el pueblo de Cangas, ese al que alumbró, siempre la echará de menos y si no estaba en Pereiró estaba en su corazón, que dejó de latir el lunes, para algunos de Pascua.

Según relata el archivo de A Cepa, Ana María Soto fue una mujer valiente, con una historia que merece ser contada. Estudio Magisterio en Santiago de Compostela y dio clases particulares a alumnos que no podía pagar. influída por las ideas de solidaridad comenzó a visitar las fábricas y consiguió que una metalúrgica de Vigo dejase salir a las obreras media hora antes un día a la semana, para que se reunieran con ella y le contasen sus problemas.

Fue en Madrid donde se formó como asistente social en la Escuela de Formación Social.