Casado y padre de una hija de 17 años, Marcos Antonio Pena Bernárdez era natural de la parroquia de Moaña, en donde residen sus padres y su hermana, y vivía en Meira. Poco antes de las Navidades había regresado a Namibia para iniciar una nueva y larga campaña a bordo del arrastrero "Campa de Infanzón" de la empresa viguesa Iberconsa y con base en Walvis Bay, que acabaría a finales de mayo. Pero la "morriña" por su familia y por la tierra hizo que hace solo unos 15 días volviera a Moaña en donde permaneció durante una semana y de donde se despidió con la esperanza de volver en 45 días. La fatalidad hizo que el pasado martes día 16, cuando el capitán había agotado sus horas de sueño y se había levantado para asearse y subir al puente con el fin de continuar la marea pra capturar merluza, sufriera un infarto de corazón que le causó la muerte fulminante.

Su fallecimiento sumió en el luto a toda la tripulación, mayoritariamente compuesta por marineros de Namibia y que estaban muy unidos a su "estimado capitán". El barco, siguiendo también las indicaciones de la casa armadora, regresó al puerto de Walvis Bay el mismo día Nada más amarrar, toda la tripulación namibia del arrastrero lloró a su "estimado capitán". En los muelles, con velas encendidas en las manos y muchos de ellos secándose las lágrimas, ante una gran flota de pesqueros, la tripulación rindió homenaje al marinero moañés.

Las imágenes de este acto llegaron hasta la familia en Moaña, muy destrozada por la pérdida y que ayer se mostraba agradecida por este gesto que honra la trayectoria y buena fama, como hombre de mar y capitán, de Marcos Antonio Bernárdez, "siempre preocupado por sus tripulantes para que consiguieran una buena campaña", como así le recordaba un familiar.

"Todos nosotros hemos sido testigos y hemos recibido con gran conmoción el fallecimiento de nuestro mentor e instructor. Todos los miembros de la tripulación del Campa lamentamos con profunda tristeza su pérdida al tiempo que rendimos homenaje al legado que nuestro capitán nos ha dejado", señala la tripulación en una carta dirigida a la familia, que también la recibió de la suboficial a bordo. "Conocemos al capitán desde el año 2006 y desde entonces, nuestros viajes juntos han sido magníficos y nunca le olvidaremos. No podemos recordar cómo se convirtió en capitán, pero podemos confirmar con orgullo que fue gracias a su trabajo duro y pasión. El capitán Marcos nos rindió a todos un gran servicio independientemente de nuestra posición. Fue sociable y compartió con todos nosotros su conocimiento y dedicación. Más que un jefe, fue un líder generoso que alcanzó la excelencia en todos sus cometidos."

La propietaria del barco, Iberconsa, está realizando todos los trámites para la repatriación, vía aérea, del cadáver del capitán moañés, del que también destaca su gran entrega al trabajo y del que asegura que era una persona muy querida. Los días festivos de la Semana Santa han retrasado esta repatriación, pero desde la empresa están agilizando todo lo posible para que el cuerpo de Marcos Antonio llegue cuanto antes a Moaña.