Ni la lluvia quiso perderse uno de los momentos más importantes de la Semana Santa de Cangas. La procesión de la Santa Cena estuvo ayer marcada por el repentino aguacero que cayó en mitad de la marcha solemne y que obligó a refugiarse a las imágenes bajo los andenes de la estación de autobuses de Cangas. Después de unos minutos resguardándose de la breve pero intensa lluvia la procesión pudo volver a reanudar su camino, aunque con menos fieles de los que la acompañaban inicialmente.

Las predicciones meteorológicas de los últimos días no eran halagüeñas, pero el Miércoles Santo pudo salir la Soledad de María y ayer la jornada se presentaba soleada e ideal. A lo largo de la tarde el cielo se fue encapotando y volviéndose amenazante, aunque las cofradías decidieron salir porque parecía que el tiempo aguantaría. El año pasado esta procesión ya tuvo que quedarse en el templo debido a la lluvia. Así, a las 20.15 horas los pasos empezaban a desfilar y a bajar por la céntrica Rúa Real de Cangas. En la Praza da Constitución había ya decenas de personas esperando, entre ellos turistas como dos jóvenes ingleses que preguntaban a los vecinos por la imagen de lo que denominaban "The last dinner" [la última cena].

Abriendo la marcha iba la conocida como la "Mesa de los Apóstoles", un paso de la Cofradía de la Misericordia que alude a la última cena de Jesucristo con sus apóstoles. Se trata de una imagen de finales del siglo XIX, obra del maestro Ignacio Cerviño y que se traslada "a carro", empujada por cuatro costaleros. Una de las características más significativas de este paso es que la mayoría de los alimentos que se disponen en la mesa son viandas reales y naturales Además de jarras de vino se podía ver fruta como piñas o manzanas, junto a bolas de pan en la mesa de cada apóstol. A su llegada a la Alameda Vella los presentes buscaban sobre todo la imagen de Judas Iscariote. "Ahí está sentado, con el saquito de monedas", explicaban a los niños los padres que acudieron a ver la procesión.

A continuación se situaba la "Oración del Huerto", una talla de la Asociación del Cristo del Consuelo que representa a Cristo rezando y que es portada a hombros por alrededor de 40 hombres. La música procesionaria hizo retumbar todo el centro con su percusión.

La procesión de ayer significó el estreno de un nuevo paso, conocido como "Nuestro Señor de la Salud en Su Flagelación", una imagen que representa a Jesús atado a una columna y azotado por dos sayones. Esta talla sustituye al paso "compuesto" se utilizaba hasta ahora y fue encargada por la Hermandad de los Dolores y la Soledad. Es además el único paso mixto, que portan 14 hombres y 8 mujeres de la hermandad canguesa. El cierre de esta procesión le corresponde a la Virgen de los Dolores, una figura datada en el año 1807, que desfila bajo palio a hombros de 26 costaleros, y que viste ropajes en color granate y azul y bordados en oro. Cada uno de estos pasos iba precedido por grupos de penitentes de cada una de las cofradías y acompañados de la música de la Banda de Tambores y Cornetas de Cangas y de la Banda de Música Bellas Artes.

El discurrir de la procesión, acompañada por cientos de fieles y muchas otras personas siguiéndola en la distancia, iba con normalidad hasta el momento en que el tercer paso llegó a la altura del reloj situado en el extremo de la Alameda Vella. Cuando estaban dando las nueve de la noche hizo acto de aparición la lluvia, que alteró la hasta entonces solemne marcha. Los pasos de la "Oración del Huerto", "Nuestro Señor de la Salud en Su Flagelación" y la Virgen de los Dolores tuvieron que refugiarse al abrigo de la estación de autobuses de Cangas, dejando una de las estampas más curiosas y llamativas. Los restantes pasos se detuvieron y fueron tapados con ayuda de plásticos. El público se refugió bajo los toldos de las cafeterías. Después de unos minutos de espera el cielo volvió a dar una tregua. Parte de los fieles que presenciaban el discurrir se habían ido, pero otros muchos volvieron a llenar la alameda para observar la comitiva en la Avenida 25 de Xullo. No pocos inmortalizaron la procesión con sus cámaras. Fue habitual que a lo largo del recorrido algunas personas entrasen en la procesión para fotografiar desde dentro varias escenas. La sección infantil de la Hermandad de la Virgen de los Dolores y la Soledad, así como los niños que encabezaban a cada cofradía, fueron lo más comentado entre los asistentes

La procesión de la Santa Cena recuperó poco a poco su paso cuando se calmó la lluvia para recogerse en la iglesia cuando la noche ya había hecho acto de aparición.