Los actos de "Bueu Gozosos Anos 30" arrancan mañana con la inauguración de una exposición en la planta alta de la plaza de abastos. El viernes comienzan las charlas y mesas redondas y la primera de esas conferencias versará sobre un asunto que dista mucho de ser "gozoso": la historia de uno de los vecinos de Bueu que falleció en un campo de concentración nazi. Se trata de José Ferradás Pastoriza, que falleció en septiembre de 1941 en el tristemente famoso campo de Mauthausen, en Austria. Después de algunos equívocos y caminos sin salida se ha logrado recuperar parte de su historia. O más bien se ha conseguido rescatar del olvido su memoria.

Durante años se tenía constancia de que dos vecinos de Bueu habían fallecido en los campos nazis: Manuel Rey Cruz, al que desde la Asociación de Amigos Johan Carballeira se le rindió homenaje hace tiempo, y José Fernández Pastoriza, que llevaba a una especie de camino sin salida. "O problema é que o nome non era correcto, non se debeu transcribir correctamente: non era José Fernández, senón José Ferradás", explica desde la directiva de la asociación Xosé Novas. En unas jornadas sobre memoria histórica celebradas en diciembre en Marín encontraron la luz que andaban buscando. Una luz que la familia de José Ferradás Pastoriza llevaba buscando todavía más tiempo. "Cuando hace unos años el Ministerio de Cultura habilitó la página para localizar a españoles deportados a campos de concentración nazis probé a buscar su nombre y allí salió", cuenta su sobrino, José González Ferradás, que vive en Marín. Él estará el viernes en la Casa do Pobo de Beluso,a las 20.30 horas, junto a Xosé Novas y a la investigadora y especialista María Torres. Entre todos explicarán e intentarán hacer cuadrar las piezas de la historia de este vecino de Beluso.

José Ferradás Pastoriza era el mayor de cuatro hermanos y nació el 16 de junio de 1912. A él le siguieron Adolfo (1914), Benito (1918) y María del Carmen (1920), que era la madre de José González. La familia era natural de Beluso, de la zona de A Torre, justo por debajo de la iglesia parroquial. "Parece que era de ideas socialistas e que incluso era sindicalista", explica Novas. Ferradás era marinero de bajura y no estaba casado, pero tenía dos hijas no reconocidas con la misma mujer. Las niñas vivían con la madre y su familia, que residían a poca distancia de la casa de Ferradás.

Poco después del alzamiento militar de 1936 José Ferradás huye por mar hasta Portugal y desde allí se trasladó luego a combatir con la República en el frente de Asturias. Una vez acabada la guerra pasa a Francia y a partir de ahí todo era oscuridad. "Yo recuerdo de pequeño en casa una foto, en un cuarto oscuro en la que aparecían tres hombres y cuando le preguntaba a mi madre me decía que eran mis tíos. A dos los conocía porque vivían, pero al otro no. Me decía que era mi tío Pepe, que había muerto en la guerra 'con los otros', que era una manera de decir que luchó con la República, pero no contaba más", explica José González.

Era una época en la que todavía mandaban el miedo y el silencio. Aún así José González mantenía la curiosidad y las ganas de saber. Con el paso de los años consiguió que su madre le contase algo más. "Mi tío Pepe era su hermano preferido, era el mayor. Cuando fue el golpe de 1936 le dijeron que tuviese cuidado, que a lo mejor iban a por él. Mi madre se quedaba por las noches vigilando en la ventana mientras él descansaba. En una de esas noches vio venir a gente hacia casa y lo avisó al momento. Mi tío saltó por la parte de atrás de la casa y escapó hacia Sar", cuenta. Desde allí se cree que debió subirse a algún barco o alguien le ayudó a cruzar hacia Portugal. Uno de los hermanos que quedé en Beluso, Benito, fue movilizado por el ejercito franquista dentro de la llamada "quinta del biberón", llamada así por su juventud, y acudió a la guerra con el miedo de verse enfrentado a su hermano.

Cuando el padre de José González regresó de la emigración, en Estados Unidos, intentó investigar cuál había sido el destino de José Ferradás Pastoriza, una labor que luego continuó él. Sus pesquisas se detenían en Francia e intuían que estuvo en uno de los campos para los exiliados republicanos españoles, aunque no lograron encontrar documentación. "O máis probable é que cando os nazis invadiron Alemania o deportasen a un dos campos de concentración porque o goberno de Franco os consideraba apátridas", añade Xosé Novas.

Así fue. La documentación recabada permite conocer que Ferradás Pastoriza estuvo en el Stalag o campo de prisioneros XI-B de la localidad de Fallingbostel (Baja Sajonia), registrado con el número 87277. A continuación fue trasladado al campo de concentración de Mauthausen el 27 de enero de 1941, con 28 años de edad y el número de prisionero 5505. Su estancia en aquel lugar de horror no duró mucho: falleció el 20 de septiembre de ese mismo año. "Aos prisioneiros obrígabanos a traballos forzados mentras aguantaban, ata que morrían desnutridos e de fame", explica Xosé Novas. La entrada de estos campos solía estar coronada por una macabra frase de bienvenida: "Arbeit macht frei", que significa "el trabajo libera". El otro vecino de Bueu, Manuel Rey Cruz, estuvo primero prisionero en Trier y entró en Mauthausen dos días antes que Ferradás, el 25 de enero de 1941. También falleció antes: el 30 de mayo de 1941, a punto de cumplir los 44 años.

Dolor y liberación

Toda esta información, aunque dolorosa, tiene un componente liberador para la familia de José Ferradás Pastoriza. "Mi madre siempre tuvo esa inquietud, quería saber qué le había podido pasar. Sabíamos que había llegado hasta Francia y ella tenía la ilusión de que hubiese sobrevivido", relata el sobrino del represaliado. El paso y el peso de los años sin noticias, sin avances y sin ninguna carta o comunicación hacían presagiar lo peor. "Todo esto me resulta muy emocionante, es una liberación. Lo que me hubiese gustado es que mi madre viviese o que supiese toda la historia antes de morir porque nunca llegó a conocer esta parte", añade. Curiosamente, hace apenas unos días falleció a los 81 años de edad la hija que aún vivía de José Ferradás Pastoriza.

La liberación del campo de Mauthausen, con presos españoles. Archivo

En la charla del viernes en Beluso participará la investigadora María Torres, que colabora con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) para documentar las historias de las casi 40 personas de la provincia que pasaron por el horror de los campos de concentración nazis. "Segundo nos trasladou é posible que nos próximos meses teñamos máis información sobre este home e esperamos incluso poder recuperar algún obxecto persoal", explica Xosé Novas. Y es que en el medio de aquel horror inhumano los nazis se caracterizaban también por su minuciosidad, registrando todos los datos de los prisioneros.


La asociación bueuesa destaca la importancia del acto del viernes en la Casa do Pobo de Beluso, la parroquia de la que era natural José Ferradás Pastoriza. "É unha débeda que temos con el. Sempre quixemos recuperar a súa historia pero por ese erro de identificación non dábamos con el. Agora temos a posibilidade de rescatalo do olvido", subraya Xosé Novas.


Eso es también lo que desea el sobrino José Ferradás Pastoriza, que conserva la inquietud de seguir profundizando en la historia del hemano de su madre para que no se olvide nunca más.