La familia de Pilar Martínez Docampo, en Cangas, amanecía entre mensajes de condolencias, pésames de los vecinos y rodeada de medios de comunicación. A pesar del tiempo transcurrido desde la comunicación consular el domingo que confirmaba la muerte de esta mujer de 32 años y menor de cuatro hermanos, en el accidente aéreo del avión Boeing 737, que se estrelló en Etiopía camino de Nairobi, capital de Kenia, costaba mucho asimilar este puñado de realidad con el que a veces sorprende la vida. En este mismo accidente, que se cobró la vida de las 157 personas que viajaban en el avión, falleció también otro español, el ingeniero Granollers, Jordi Dalmau, de 46 años de edad.

El domingo por la tarde, la noticia de fallecimiento de Pilar Martínez, que adelantó ayer FARO DE VIGO, ya había recorrido de forma precipitada y titubeante algunos barrios de Cangas. Ayer, el día no quiso ser cómplice del luto por ella y decidió brillar para hacer más llevadera la tristeza que se respiraba en la casa de los Martínez, en Darbo. El hermano de la víctima, Juan Antonio Martínez, saludaba con un nudo en la garganta y tragaba saliva para poder enlazar unas palabras, mientras escondía sus ojos vidriosos bajo unas gafas de sol. Respiraba hondo para hablar y ofrecer los datos justos sobre su hermana pequeña, que recordaba que había estado hace quince días en casa y comentó a sus otras dos hermanas y su madre sus futuros proyectos de cooperante en África. Una de ellas saludaba desde un balcón de la vivienda. Ella se mantenía en contacto con el consulado y la empresa de aviación. -"¿La fecha de la repatriación de los restos? Ni se sabe", manifiesta Juan Antonio Martínez mientras intenta sacar ánimos, al tiempo que menciona que se enteró en Portugal, por medio de una de sus hermanas, de que la tragedia que había visto por televisión afectaba directamente a su familia. Aunque él ya no las tenía todas consigo la primera vez que escuchó la noticia del accidente aéreo.

A sus 32 años de edad, Pilar Martínez era la primera vez que viajaba a África como cooperante. Hacía quince días que había estado en la casa familiar de Darbo, donde explicó su proyecto de ir a Kenia con una Organización No Gubernamental (ONG) para enseñar a los niños a hablar inglés. Estaba muy ilusionada y ya hablaba de otro viaje que iba a hacer a Mozambique, también con el mismo motivo. La víctima canguesa del Boeing 737 hacía siete años que vivía en Londres, a donde se marchó buscando oportunidades laborales. Comenta la familia que allí trabajó de todo y que la de Nairobi era su primera experiencia como cooperante. Añade que iba a ir con una compañera catalana, amiga suya en Inglaterra y que hacían escala en Etiopía, en el aeropuerto internacional de Adís Abeba. Pero entre los nombres que el Ministerio de Asuntos Exteriores hizo publico de los españoles fallecidos en la tragedia aérea solo aparecían en el de Pilar Martínez Docampo y el del Jordi Dalamau, por lo que se supone que la compañera catalana de viaje de Pilar no embarcó en el aeropuerto de Adís Abeba.

El alcalde de Cangas habló a primera hora de la mañana con una hermana de la víctima y al final de la misma con el hermano, poniéndose a su disposición para cualquier trámite. Xosé Manuel Pazos dijo que hablaba también en nombre de la subdelegada del Gobierno, Mari Carmen Darriba, que también remitió un correo de condolencia al Concello de Cangas para que el regidor lo hiciera llegar a la familia. Todos los grupos políticos de la corporación municipal expresaron también sus condolencias a la familia mediante comunicados que llegaron al Concello de Cangas.

El gobierno local decidió poner a media asta las banderas del Concello de Cangas y declarar tres días de luto por el fallecimiento de Pilar Martínez. El regidor local Xosé Manuel Pazos explicó que se trataba de una persona que había muerto cuando se dirigía a realizar un acto solidario de ayuda a los más necesitados, de ahí que se decretaran tres días de luto oficial, por el que se suspenden los actos oficiales previstos.

testigos han relatado que el Boeing 737 MAX 8, que acababa de despegar e iba cargado de combustible

el piloto del vuelo ET302 comunicó a la torre de control que había sufrido un fallo y pidió permiso para volver a aterrizar en Adís Abeba

tuit

Medio Ambiente

Ryanair