Eran las Fiestas del Cristo del año 1984 y la Praza de Benidorm de Cangas se convirtió en una improvisada plaza de toros, con su arena, para acoger dos corridas. Una primera fue una capea popular, en la que vecinos como Eugenio González, saltaron al coso a torear con capotes que eran lonetas de sombrilla; y otra ya con un torero profesional "El Platanito". Aquellas corridas de toros forman parte del archivo audiovisual del fotógrafo profesional y propietario del establecimiento "Foto Video Víctor", Víctor Rodríguez, ubicado en Eirado do Costal de Cangas, que desde ayer se pueden ver en la Capela do Hospital, a través de diez ordenadores y una pantalla gigante, en la exposición "Víctor Rodríguez. A memoria do pobo".

La muestra la forman diez vídeos que resumen 60 horas de grabaciones que Víctor Rodríguez realizó a lo largo de veinte años, entre 1980 y finales de 1990. Narran historias singulares de este pueblo que él grabó, como cuando el Balonmano Cangas organizaba, como forma de recaudación, un programa del "Un, dos, tres...responda otra vez", en la desaparecida discoteca Fantasy, donde hoy está el auditorio. El abogado y primer alcalde de Cangas en la democracia, José Chapela "Chimé" , hacía de presentador, como también el presidente del balonmano, Manuel Camiña, con esmoquin. Sobre el escenario y contra los concursantes, también estaban los siniestros personajes Don Cicuta. En el programa, tal y como recuerda Rodríguez, se regalaban hasta coches de segunda mano, viajes y cenas y la sala se llenaba: "A la gente le gustaba ver y colaborar".

La exposición se inauguró ayer por la tarde con la presencia del alcalde, Xosé Manuel Pazos y ediles de la corporación, y de la mano de la Asociación Cultural A Cepa, como entidad organizadora, dentro de su trabajo de recuperación de la historia de Cangas, a través del fotógrafo profesional Borja Brun.

Aunque siempre más a gusto detrás de las cámaras, Víctor Rodríguez fue ayer protagonista y estuvo en los actos, junto a sus hijos Víctor y Eva, que siguen el negocio familiar, tanto en el campo del vídeo como de la fotografía, en donde también trabajó la matriarca María Rosa Argibay. Ella era su modelo cuando todavía eran novios, "la mejor modelo", asegura él, y cuando se puso en marcha la tienda, su mujer se encargaba de los vídeos en bodas, comuniones, bautizos...

Víctor Rodríguez (Cangas, 1955) abrió su tienda cuando ya tenía 32 años, después de una dinámica vida como buceador que también compaginó los fines de semana con la fotografía. La natación y la fotografía siempre fueron sus dos grandes pasiones. El buceo fue algo que aprendió solo, desde pequeño, bajando al puerto y tirándose desde el muelle, en donde realizaba largos recorridos.

Con 16 años, recuerda que se fue a trabajar a la isla de Mallorca, a través de un amigo que estaba allí. En Baleares se hizo buceador profesional. Trabajó colocando los cables submarinos de Menorca a Mallorca. Nunca lo había hecho, pero aprendió y a los 6 meses ya dirigía un equipo de quince personas. La fotografía le apasionaba y en la isla compró su primera máquina, que fue una cámara submarina. La empresa en la que trabajaba carecía de estos equipos y empezó a fotografiar los trabajos submarinos.

Con 19 años regresó a Galicia ante la llamada del Servicio Militar. Lo cumplió en Marín y durante ese tiempo también ejerció de buceador instruyendo a guardamarinas. En esta etapa fue cuando se compró una cámara réflex, con la que hacía fotos en la Escuela Naval. La fotografía ya empezaba a ser otra manera de ganarse la vida.

Hasta los 32 años fue buceador, de lunes a viernes; y fotógrafo los fines de semana, haciendo reportajes en bautizos, bodas y comuniones. Sabía que el trabajo de buceador tenía fecha de caducidad: "Le vi las orejas al lobo cuando, con otro compañero, teníamos que hacer un trabajo en un embalse en Noia, cuya rejilla se había roto. Mi compañero tenía 55 años y le dije que no bajara, que podría ser peligroso con esa edad. Era invierno, en duras condiciones, y en una época en la que los trajes de buzo solo eran de 5 milímetros".

Como buceador realizó importantes trabajos como el hundimiento de los barcos balleneros por Greenpeace en Marín o el naufragio del barco de pasaje frente a Rodeira, entre otros. Era buceador ocho horas diarias, pero poco a poco lo fue dejando para dedicarse plenamente a su otra pasión: la fotografía. Fue cuando abrió con su mujer Foto Vídeo Víctor. Además de entenderla como una profesión, se movía con pasión por la imagen.

Recuerda la nevada del 14 de enero de 1987 en Cangas. Estaba en la tienda y en seguida llegó un amigo. Ambos cogieron el coche, la cámara de vídeo y empezaron a grabar por las estrechas calles del casco histórico, cayendo grandes copos de nieve.

Fue uno de los primeros, si no el primero en tener cámara de vídeo con su reproductor. La adquirió en 1977, en Estados Unidos, gracias a la lectura de revistas especializadas, cuando aquí no había aparatos en las casas para ver las cintas. Graba las primeras películas de bodas y dejaba el reproductor para llevar a las casas. También grababa partidos de fútbol que después proyectaba en los bares de Cangas, de forma altruista. Recuerda los llenos en O Batel cuando se anunciaba el fútbol. Hizo lo mismo con acontecimientos en la villa, como la polémica peatonalización de la calle San José, recogiendo testimonios con la ayuda, micro en mano, de Manuel Camiña. Tiene en su haber una película de Super 8 que realizó con otros dedicada a las mujeres trabajadoras. "Mulleres" se presentó a un concurso en Vilagarcía. Ya se hablaba del trabajo de la mujer, algo muy habitual ahora, pero no hace 40 años. Victor Rodríguez siempre ha sido un innovador y en 2015 no podía ser menos, cuando se sacó el título de piloto de drones. con los que trabaja hoy en astilleros de la zona.