Las nuevas tecnologías forman ya parte de la vida cotidiana. De igual manera el empleo del conocido como dinero de plástico -tarjetas de crédito o débito- no deja de aumentar y son muchas las personas que no tienen una, sino varias tarjetas. Pero también tienen un reverso: la posibilidad de que alguien consiga "hackear" o robar los datos personales de las tarjetas para luego "vaciar" la cuenta o realizar cargos fraudulentos. Un ejemplo que se constata en balances como el que realiza la Policía Local de Bueu del año 2018. De las casi 240 denuncias tramitadas el año pasado, casi 70 fueron por esta causa. Lo más significativo es el número y, sobre todo, el aumento con respecto a 2017. "La cifra se triplicó de un ejercicio para otro. Es más, a mediados de 2018 un tercio de las denuncias que teníamos registradas en ese momento eran por este tipo de hechos", explica el jefe de la Policía Local, Benito Pouso.

Esas casi 70 denuncias presentaban un denominador común: a ninguno de sus propietarios le habían robado físicamente sus tarjetas de crédito o débito. Esto significa que los "hackers" lograron hacerse con sus números de cuenta y claves de acceso a través de la red y luego realizaron compras o retiraron efectivo. "En la mayoría de casos a los afectados les aparecían en su cuenta cargos procedentes de empresas supuestamente situadas en el extranjero, en países como Luxemburgo, Reino Unido o Canadá", apuntan desde la Policía.

Las cuantías retiradas por los ladrones no eran excesivamente altas, pero a los afectados les supone siempre una sensible pérdida y la constatación de un fallo de seguridad. "En su mayoría eran sustracciones o compras entre los 50 y los 200 euros", señala la Policía.

Uno de los casos más curiosos fue un fraude cometido en suelo español. "Un vecino acudió a denunciar que le habían retirado 200 euros de su cuenta. Se comprobó que la retirada se hizo desde un cajero de Valencia, lo que implica que los ladrones de alguna manera consiguieron duplicar la tarjeta porque el afectado tenía consigo la original", relata el jefe de la Policía Local de Bueu.

En una entidad bancaria de la localidad también tienen constancia de lo que le sucedió a una persona de la localidad en un viaje al extranjero a finales de 2018. En este caso sí que hubo un robo de la tarjeta, pero fue una sustracción temporal. Durante un viaje en metro los ladrones le robaron el dispositivo y luego se dedicaron a realizar retiradas de dinero por distintos cajeros después de averiguar el PIN de acceso. En el plazo de un par de horas lograron hacerse con una cuantía de entre los 2.000 y 3.000 euros y antes de que la persona afectada se diese cuenta le volvieron a depositar en el bolsillo la tarjeta. En este caso se trataba d eun grupo organizado porque este robo implicó seguir a la víctima, antes y después de la sustracción de la tarjeta, y conseguir la clave de acceso, algo que posiblemente lograron después de espiar a su víctima cuando realizaba una operación en un cajero.