Nacido en Madrid por cuestiones coyunturales, pasó su infancia y primera juventud en Cangas, de donde son sus padres. Vive en Barcelona, regresa a O Morrazo cuando puede y busca motivos para afianzar esos vínculos. Prueba de ello es "Soy una tumba", para el que se ha valido de imágenes grabadas en Monte Carrasco, A Rúa, O Canabal o Cabo Home, escenarios que combina con otros a golpe de trazo. Distinguido en varios certámenes internacionales, "Soy una tumba" opta al premio Mestre Mateo como mejor cortometraje de animación.

-Aunque el título da a entender que el silencio forma parte del trabajo, cuéntenos de qué va la cosa.

-Es una historia ambientada en Cangas en la época del contrabando. Ese es el telón de fondo, pero "Soy una tumba" aborda la soledad, el sufrimiento de los niños, sus dificultades para expresarse y atravesar la barrera que los separa de los adultos. Refleja de algún modo la muerte simbólica de la infancia.

-¿Tiene algo de autobiográfico?

-El niño protagonista tiene reflejos míos. El paisaje, el modo de contar la historia, mis inquietudes... El tema de la muerte y la soledad me obsesionan desde pequeñito... Hay algo de mí en este corto, pero es una ficción, porque yo hago cine.

-Se atreve con un formato y un idioma que no son los más comerciales. ¿Se puede vivir de ello?

-Somos un poco masocas. El cortometraje no tiene salida comercial y solo se proyectan en festivales de cine, que te cuestan más dinero del que te generan, pero sirven de escaparate y te permiten lograr el apoyo de la productora o acceder a ayudas institucionales. Las televisiones no compran cortometrajes porque no los emiten y la gente no los consume porque no los conoce, al contrario de lo que sucede en países como Francia. Echo de menos que mi producto no genere dinero, pero es un círculo difícil de romper.

-¿Más difícil aún si el trabajo está en gallego?

-Es una historia ambientada en Galicia, muy pura, y considero importante que la versión original sea en idioma gallego, aunque subtitulada en castellano, inglés, francés... Creo que hay que cuidar esas cosas y me da mucha pena, por ejemplo, que la serie televisiva "Fariña" no fuera en gallego, con subtítulos. Tendría el mismo éxito.

-"Soy una tumba" fue nominado a los Goya, aunque no logró el premio. ¿Espera mejor resultado en los Mestre Mateo?

-Es un corto gallego y me encantaría que lo reconocieron aquí. Es un reto que afronto con muchas ganas tras el bajón de los Goya, donde creo sinceramente que no ganó el mejor, que el vencedor ["Cazatalentos"] no está a la altura y que quedaron incluso tres cortos buenísimos sin nominar. Eso es malo para el mundo de la animación.

-¿Corren buenos tiempos para el cine?

-Tenemos mucho camino por delante. En Clermont-Ferrand (Francia) hay un festival de altura y ocho salas de cine siempre repletas. En O Morrazo no hay salas abiertas y el cine club apenas se conoce.