Dos de las cuatro personas detenidas por la Guardia Civil en la noche del lunes en la AP-9, cerca de Rande, tras protagonizar una persecución, fueron trasladadas ayer por la mañana ante la presencia de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Cangas, Sonia Platas. Ambas se acogieron a su derecho a no declarar y la jueza decidió ponerlas en libertad con obligación de presentarse cada quince días. Los detenidos que se trasladaron al Juzgado de Cangas eran dos varones, los otros dos detenidos, que la Guardia Civil ya había puesto en libertad la noche anterior, eran mujeres.

Los dos varones, vecinos de la localidad pontevedresa de Poio, fueron acusados de tráfico de droga de hachis. La Guardia Civil se incautó en de 3 kilos y 800 gramos de esta sustancia. Los agentes de la benemérita, tras detener al vehículo realizaron registros domiciliarios en casa de los arrestados.

Los cuatro detenidos circulaban en la noche del lunes por la Autopista del Atlántico, cuando decidieron saltarse un control que había puesto la Guardia Civil. El incidente se produjo alrededor de las 20.00 horas del lunes, en el peaje de Vilaboa, donde estaba apostada la Guardia Civil. El coche que ocupaban los cuatro individuos emprendió una veloz huida en dirección Vigo, mientras eran perseguidos por los agentes. Varios kilómetros más adelante fueron interceptados por varios coches patrullas que se colocaron en medio de la calzada. Durante la huida, los detenidos fueron lanzando objetos a los guardias que iban detrás y más tarde se comprobó que eran algunas de las bellotas de hachís que supuestamente transportaban en el vehículo.

Alrededor de las 10.00 horas, hasta ocho vehículos de la Guardia Civil estaban aparcados delante de Cuartel de la Guardia Civil de Moaña, lo que no pasó desapercibido para los vecinos. En un principio se especuló con que formaban parte de un operativo para localizar un un interno en el Centro Inserción Social (CIS), Carmen Avendaño, en Vigo, que llevaba un mes sin presentarse. Después, desde la propia Guardia Civil se informó que se trataba simplemente de un control rutinario.