Los rituales de magia negra o brujería suelen aparecer de forma esporádica, quizás más en cementerios y con gallinas en montes, aunque no se prodigan, por eso que cuando aparece alguna santería de este tipo, suele llamar mucho la atención.

Lo que nunca había aparecido era una escena tan macabra como la que surgió el lunes pasado en Moaña, junto al sendero del río da Fraga, en la zona de Couso, y que fue advertida por varias personas que realizaban la ruta y llamaron a la Policía Local.

Junto al sendero apareció una cruz hecha con palos, pinchada al suelo y sujeta con varias piedras, en la cabeza de lo que parecía una tumba de un bebé envuelto en plásticos azules y sin cubrir con la tierra amontonada a un lado. La escena era de terror y los senderistas llamaron muy asustados a los agentes de seguridad.

Acordonado

La patrulla de Moaña acordonó la zona y puso el hecho en conocimiento de la Guardia Civil. Tanto unos como otros pudieron confirmar que dentro de los plásticos había ropa de mujer, sin resto de ningún cuerpo, aunque estaba prensada de tal manera para dar forma a un cuerpo humano y de muy poca edad.

La Policía entiende apunta más a que se trata de un ritual de brujería y las investigaciones, en principio, van encaminadas en este sentido. La Guardia Civil se encargó de la retirada de todos estos restos.

No hace mucho, en junio del año pasado, aparecieron en unas obras de mejora en el cementerio de la parroquia de Domaio tres muñecos de poliespán, recubiertos con cinta americana, y con decenas de alfileres clavados que, por su estado de deterioro, podrían haber sido enterrados hace ya varios años.

Muñecos en Domaio

Los muñecos estaban a medio metro de profundidad. Hace años aparecieron en varias ocasiones velas negras y otro tipo de elementos que evidenciaban que alguien se colaba al camposanto a realizar algún tipo de ritual o simplemente a gastar una broma. Es posible que estos muñecos tuvieran relación con aquellos hechos.

Los operarios que realizaban las obras en el cementerio de Domaio optaron por devolver los muñecos a su agujero para después extender el nuevo firme por encima y volver a quedar enterrados.

En este caso, los muñecos aparecieron en el interior del cementerio, que es uno de los lugares más habituales para este tipo de rituales, pero extraña esta aparición de una supuesta tumba junto a un sendero público.

Además de la tumba abierta, aparecieron varios árboles con cruces talladas a cuchillo. Eran salgueiros en el entorno de la tumba que contribuían a dar más ambiente macacro a la escena.