Portos de Galicia mantendrá la construcción de un dique oblicuo semisumergido como solución técnica para acometer la segunda fase de la regeneración de la playa de Pescadoira. Así lo confirmaron ayer fuentes del organismo dependiente de la Consellería de Mar después de que en los últimos días de 2018 tanto desde la Asociación Ecoloxista Anduxía como desde el propio Concello de Bueu se mostrase cierta preocupación por la inclusión en los presupuestos de la Xunta de Galicia para 2019 de una partida de 100.000 para una estructura de madera en el arenal, lo que supondría apostar por otro tipo de actuación que en su momento quedó descartada.

Desde Portos se achaca a un error la denominación de ese epígrafe para Pescadoira en las cuentas de este ejercicio, y se subraya que el proyecto que se pretende ejecutar es exactamente el mismo que se planteó en su momento y que fue consensuado con los diferentes actores, si bien aún estaba pendiente de contar con el visto bueno de la Consellería de Medio Ambiente, algo en lo que se confiaba toda vez que la obra está orientada precisamente a una mejora ambiental en el lugar.

La solución técnica para evitar la pérdida progresiva de arena en la playa a causa de las corrientes pasa por la construcción de un dique semisumergido de 60 metros de longitud que iría desde el denominado muelle de Attilio hasta la bocana de la salida de la dársena pesquera, formando un ángulo de 45 grados.

Portos inició en 2016 los primeros estudios para encontrar el proyecto adecuado a ejecutar en la segunda fase de la regeneración urbana de Pescadoira. Sobre la mesa se plantearon diferentes ideas, si bien alguna como la construcción de una nueva empalizada de madera fue descartada por no tener una durabilidad en el tiempo garantizada al ser un material fácilmente degradable. La estructura de madera, junto al dique de piedra construido bajo el muelle de Attilio, contribuyeron a evitar la basculación de la arena hasta el deterioro de la primera. Tampoco convencieron opciones como la basculación de arena cada tres o cuatro años. La solución escogida finalmente cuenta con el respaldo tanto del concello buenense como de los ecologistas.