Los Reyes Magos de cuando Willy Monroe era un niño le dejaron como regalo un juego de "Magia Borrás". Desde entonces, el polifacético artista madrileño no ha dejado de hacer magia. Hoy estará en Cangas para presentar en el Auditorio (18:00 horas) su show "MMM" ("El Mundo Mágico de Monroe").
-¿Tanto le apasionó la magia?
-Llevo toda mi vida haciendo magia, desde niño. Aprendí con los libros y de la mano del gran maestro Gabriel Moreno. Creo que soy mago profesional desde que tengo uso de razón.
-¿Es una vocación familiar?
-No, ha sido una vocación personal; siempre me gustó la magia en sí misma. Desde un Magia Borrás que me trajeron los Reyes Magos de niño y después con libros, ya nunca más la dejé y fue creciendo en mí.
-¿Encontró apoyo en su familia cuando les dijo a sus padres: quiero ser mago?
-Desde siempre. Dejé la carrera de Exactas, que había empezado a estudiar, y me dediqué a ser artista, a ser mago profesional.
-¿Cómo fue el salto a Estados Unidos?
-A Estados Unidos vas dos o tres veces al año, unas contratado, otras a congresos. He trabajado en el Magic Castle, en Los Ángeles, que es la meta de todos los magos en donde se hace magia todos los días del año y que es un emblema de la magia en Estados Unidos y en el mundo entero. Acudí en varias ocasiones al año de forma consecutiva entre 2007 y 2011. También he estado en cuatro ocasiones en el Monday Magic Night de Nueva York, que son los lunes de magia y que se realizan en teatros que van cambiando, según las temporadas. La aventura americana tampoco es lo más especial del mundo. ocurre porque estás, te programan, vas y lo haces.
-¿Qué es lo más especial del mundo?
-Hay varias metas que vas cumpliendo. Primero empiezas actuando en bares, pubs y fiestas particulares y después en teatros y llegas a viajar para participar en congresos de magia. Una de la actuaciones que tengo como una meta conseguida fue en la gala de clausura del congreso nacional de magia de Francia. Es importante que sea la profesión, la propia industria de la magia, la que te acaba reconociendo el trabajo.
-Ser mago debe ser una profesión complicada por los listones tan altos que ponen los propios profesionales con sus espectáculos ¿no es así?
-El listón depende también de cómo uno busque sus metas. Llega un momento en que el día a día te hace estabilizar y no querer superarte mucho más; lo importante es mantenerte. A veces tienes picos, ganas un congreso, un premio y parece que estás más arriba, pero hay que estar mes a mes, día a día. Es verdad que cada año surgen nueva gente y nuevas ideas, pero lo difícil es mantenerte. Hay gente nueva que está dos años triunfando, pero después no se vuelve a hablar de ella. Hay otro tipo de mago que siempre está ahí, trabajando y que aunque no se le oiga, sigue ahí, luchando, viajando, en teatros.
-¿Cómo es el espectáculo que hoy ofrece en Cangas?
-Es una especie de miscelánea de cosas de mi vida. Aparte de con cartas, me gusta la magia con juguetes, con efectos, con globos, que es una de mis especialidades; hago magia para un público familiar, tanto mayores como niños. Todo el público se lo va a pasar muy bien porque es magia para los dos mundos. El Mundo Mágico de Monroe es un reflejo de todo lo personal que más me ha gustado y más me ha influido en mi vida para poder hacer magia. La de hoy será una magia muy participativa y de cercanía, muy llana, no es con grandes aparatos ni grandes cosas, sino muy fácil de entender y de disfrutar. El público se lo va a pasar bien.
-¿Pasa por buen momento el mundo de la magia en España?
-Creo que España es una de las grandes potencias de magia. Llevamos muchos años produciendo buenos magos y espectáculos. Galicia está muy fuerte y hay compañeros que siempre están en el punto creativo. Hay una reunión que es como el campeonato mundial de magia que se celebra cada tres años y el Gran Premio de las dos últimas ediciones lo ganaron los españoles Miguel Muñoz y Héctor Mancha.
