La Guardia Civil continúa con la investigación para intentar encontrar a los autores del asalto a una vivienda de Beluso, un suceso en el que los asaltantes llegaron a atar y amordazar a los integrantes de una familia, entre los que había un niño de 4 años y bebé de pocos días. Las fuentes consultadas confirman que la recogida de pruebas en el escenario ha concluido y que ahora toca procesar la información recabada, así como los testimonios de los vecinos de la zona. Algunos de ellos reconocían que en los últimos días habían visto a varias personas desconocidas en la zona y en actitud sospechosa. A estas alturas de la investigación aún no resulta posible apuntar si los responsables del robo son un grupo de la zona o una banda organizada itinerante. "A estas alturas del proceso de investigación todos los escenarios están abiertos", apuntan las fuentes consultadas. El hecho de que recientemente no se hayan registrado hechos similares no resulta un dato decisivo para inclinarse por una u otra opción, explican desde la Guardia Civil. Fuentes a la familia afectada insistían ayer en que "todavía se encuentran muy afectados y asustados; de momento no quieren hablar mucho de cómo sucedió, lo que también es normal".

La Guardia Civil asumió las investigaciones a través del equipo de la Policía Judicial del cuartel de Cangas, que también desplegó agentes por el entorno para hablar con los vecinos en busca de pistas que puedan llevar a la detención de los responsables. Los asaltantes entraron en la casa a última hora de la tarde del miércoles y la principal hipótesis que se maneja es que lo hiciesen por la parte posterior de la finca, una zona oscura y poco transitada. Los que accedieron al interior de la vivienda eran dos hombres, que ocultaban su rostro con pasamontañas, aunque no se descarta que hubiese alguna persona más implicada que los estuviese aguardando en el exterior.

Las primeras estimaciones apuntan que se llevaron un botín de unos 1.000 euros en metálico, además de diversos objetos de valor, como joyas y relojes. Fue el propietario de la casa el primero que pudo zafarse de sus ataduras y acudir a la vivienda de un familiar a pedir ayuda.