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El párroco de San Martiño busca apoyo de vecinos e instituciones para levantar el muro

La obra, ya en marcha por vía de urgencia para evitar mayores daños con las lluvias, tiene un coste de 8.000 euros -Se dirige al Concello y a la Diputación para buscar ayuda

Operarios, durante la pasada semana, levantando las piedras desprendidas. // Gonzalo Núñez

Pasó una semana desde que se desplomó el muro de contención de la parte trasera del atrio de San Martiño. Un muro de origen medieval pero reforzado tras la ampliación de la iglesia románica en el siglo XVIII y que llegó a acoger, hasta 1929, el valioso tímpano de San Martiño que desde entonces se expone en el Museo de Pontevedra y cuya réplica, construida por la Escola de Canteiros provincial, se trasladó a la antigua rectoral este mismo año. Por la vía de urgencia el párroco comunicó a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural y al Concello la reconstrucción inmediata de la estructura, que se desplomó a un hueco con una caída de unos cuatro metros.

Los trabajos de reconstrucción arrancaron el pasado miércoles, con la primera tarea de levantar las piedras de gran tamaño que se habían desplomado. Se encuentra en marcha la reconstrucción con los mismos elementos del muro anterior, ante el temor de que la llegada de lluvias intensas acabasen por arrastrar más piedras e incrementar los problemas. El párroco se dirigió al tejido asociativo de la parroquia original de Moaña para que colabore con la financiación de los trabajos urgentes. El coste de la reconstrucción se estima en 8.000 euros. Se trata de un coste elevado para una parroquia como la de San Martiño. De ahí que el párroco busque ayuda tanto en los feligreses como en las autoridades del Concello y de la Diputación. Recuerda que la iglesia románica está declarada como Bien de Interés Cultural (BIC).

Esta medida se toma ante la aparente dificultad para que el Arzobispado de Santiago financie, al menos en su totalidad, estos trabajos. Al mismo tiempo, el párroco entregará un sobre a cada feligrés por si quieren aportar una ayuda de forma voluntaria.

El desplome no ocasionó daños en el propio templo, pero si no se reconstruía el muro, las lluvias podrían agravar la situación. Las piedras se desprendieron en un hueco anexo a una vivienda que está sin habitar y la caída derrumbó también un poste de iluminación pública.

El muro de contención se reforzó después de que en 1763 se alargase el templo románico, desmontándose el ábside original. El muro permitió esta ampliación y alargar el terreno del atrio para que el templo pudiese ser rodeado durante las procesiones.

El historiador local Manuel Uxío García Barreiro, explicó el domingo en FARO que el incremento demográfico del siglo XVIII obligaron a ampliar la capacidad de la iglesia original de Moaña.

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