En torno a una treintena de personas acudió a la cita convocada por un grupo de familiares de mayores internos en la residencia de Aldán, en Cangas, para crear una asociación con el fin de mejorar la calidad asistencial de las personas que viven allí. La reunión se celebró el lunes en la Casa de Cultura de Cangas y a la misma, según los convocantes, acudieron personas también de otros lugares que piensan en ingresar a sus mayores en la residencia de Aldán.

Entre los asuntos que se abordaron está la falta de personal ya que aseguran que existe un ratio ridículo de profesionales para atender a los mayores en estas residencias de las que aseguran que están en manos de multinacionales que lo que buscan es el negocio.

Acordaron constituirse como asociación y reclamar a la Xunta toda una serie de mejoras, como que se permitan las permutas entre residencias públicas o concertadas, como es el caso de la de Aldán, que tiene una parte con concierto y otra privada. Hay casos de mayores de Vigo que los han destinado a Aldán y viceversa y pese al interés de las familias por permutar las plazas, no se les permite, según el colectivo que formrá la nueva asociación. Por el momento desconocen con que nombre van a actuar, pero sí tienen claro que van a pedir inspecciones de los Servicios Sociales de la Xunta que ahora se realizan avisando previamente. Entienden que hay muy poco personal y en ocasiones se lava a los mayores con agua tibia para no tener que esperar a que salga caliente debido a la falta de tiempo de los trabajadores para atender a todos, y también aseguran que han visto llevarles por los pasillos a velocidad por esa falta de tiempo.

Se quejan de que, al menos en esta residencia, hay constantes cambios de personal y que eso repercute en la atención. Señalan que los mayores se acostumbran a una persona y al revés y que cuando la cambian, el trabajador que entra de nuevo tiene que empezar de cero con la negativas consecuencias para el mayor también. Consideran que tampoco se cumple debidamente la obligación de que cuando un centro pasa de 100 residentes, como el de Aldán, tiene que tener un fisioterapeuta, psicólogo o trabajadora social "y se da por bueno con tenerlos una hora a la semana. Se trata de una tomadura de pelo".