Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Laura Porto: "Hay que hacer teatro para la gente y no solo para nosotros mismos"

Salason acoge el domingo la representación de su obra "Sen orquestra", con Irene L. Rey

Laura Porto (dcha.) e Irene L. Rey, ayer en Salason. // G. N.

Con 26 y 22 años, respectivamente, Laura Porto -natural de Covelo- e Irene L. Rey -de Bertamiráns-, forman parte de esa nueva generación de dramaturgas y actrices que salen de la Escola Superior de Arte Dramático de Galicia, en Vigo. Lo hacen pisando fuerte, con pasión por los escenarios y vivir el momento de cuando se apagan las luces para representar lo que han sido horas de trabajo y de sudor; y también conscientes de que tienen que arriesgarse y dar ese paso para labrarse su futuro. Este domingo y como Teatro Larval, se representan en Salason, en Cangas (20:30 horas), la obra "Sen orquestra", que ha escrito y dirige Laura Porto y en la que Irene L. Rey es su protagonista. Muestra la decadencia de los locales nocturnos en el que trabaja Yoana, una joven artista que intentó la fama pagando un precio muy alto por ella.

¿Es su primera obra?

-No exactamente. He escrito otras, cortas y largas, y puesto algunas en escena, aunque puede decirse que es la primera vez que me atrevo a trabajar profesionalmente, con la intención, al fin, de ganarme la vida con mi pasión.

-¿Qué verá el público en Cangas?

-"Sen Orquestra" es una obra monologada que acompaña a su protagonista, Yoana Fernández, durante la peor noche de su vida. Con grandes dosis de un humor bastante oscuro (que en cierto modo caracteriza mi escritura), contaremos la historia de esta chica que, aunque no existe, bebe de cada una de las niñas estrella que vieron su infancia explotada para después caer en el olvido. Nos inspiramos también a la hora de pensar la pieza en el movimiento #metoo, con la voluntad de narrar la vivencia de una joven mujer que ha pasado por cosas horribles y ha tomado la decisión de dejar de ser una víctima.

-¿Cuál es tu meta: teatro, cine, televisión?

-El teatro tiene un encanto especial. Requiere una disciplina personal, una ética de trabajo, una pasión y un esfuerzo que para mí son muy estimulantes y satisfactorias. Esto existe también en el cine y la tv, por supuesto, pero encuentro insuperable el encanto del directo. Si tuviese que definir la felicidad sería el momento en el que las luces se apagan y esos meses enteros de trabajo, horas y horas de sudor e ilusión compartidas con tu equipo, de repente, cobran vida ante tus ojos.

-¿Hay trabajo en Galicia?

-No. Sencillamente no. En Galicia no hay un camino que podamos seguir. Trabajar aquí es una lucha constante, un dibujar el camino. La única opción es emprender; y emprender, en el desierto cultural que es Galicia, es un riesgo muchas veces inasumible. Por suerte somos muchos y muchas los que estamos dispuestos a asumir ese riesgo, porque nuestro amor por el arte y por el teatro va mucho más allá de cualquier miedo o amenaza. El problema es que sin apoyos, ayudas y sin prácticamente lugares en los que exponernos, los nuevos creadores gallegos somos, en cierto modo, cadáveres desde el nacimiento, que se resisten a morir y se resisten a buscar el aire y el agua fuera de su propia tierra. Muchos tienen que marcharse. Yo, por ahora, me resisto.

-¿Cuándo se decidieron a montar Teatro Larval?

-Todavía es un proyecto en construcción. La actriz con la que trabajo, Irene L. Rey, que terminó sus estudios el año pasado, se puso en contacto conmigo para que colaborase en su trabajo de final de Grado. De ahí surgió la obra "Sen Orquestra". Un tiempo después de presentarla para su examen nos ofrecieron participar en el II Ciclo Son de Muller y decidimos modificar ciertas cosas y sacar este proyecto al mundo, porque creemos en él, porque lo consideramos necesario y por que nos hemos formado para hacerlo. Quién sabe ahora hasta dónde llegará Teatro Larval.

- Representan el cambio generacional en Galicia ¿hacia dónde van las artes escénicas?

-Necesitamos apoyo de las instituciones, que no dilapiden nuestro único centro de formación y también, desde luego, necesitamos hacer algo de autocrítica y convertir los teatros de nuestro país en casas vivas del arte, que sean atractivas para el público. Es necesario que hagamos teatro para la comunidad, para la gente, y no solo para nosotros mismos. Así es imposible que sobrevivamos.

Compartir el artículo

stats