"Pola miña parte, nesas condicións non se vai facer". La opinión se escuchó más de una vez en la reunión celebrada ayer a mediodía en el consistorio de Cangas para informar a los vecinos del proyecto de mejora y urbanización del vial entre O Viso e Igrexario que promueven y financian la Diputación y el Concello con más de un millón de euros. Los propietarios de fincas afectadas discrepan principalmente sobre el "desigual reparto" de cesiones que deben afrontar y que no se contemplen muros de contención y de cierre de parcelas más allá de reponer los que hay. Técnicos y políticos de ambas administraciones reiteran que se ha optado por la mejor de las soluciones posibles para hacer viable el proyecto, repartieron los documentos con las afecciones de terreno a cada propietario y acordaron dar de plazo hasta el finales de octubre para valorarlo e intentar cerrar el acuerdo. De lo contrario, "non quedaría outra" que renunciar a la obra y a la inversión, resumió la concejala Mercedes Giráldez, que no contempla la vía de la expropiación.

La reunión, que se prolongó más de una hora y media, comenzó con la explicación de los técnicos sobre el trazado y características de cada tramo y la necesidad de compatibilizar el tráfico rodado y peatonal, este último canalizado a través de una acera, por un solo lado "por falta de espazo" y con un mínimo de 1,8 metros de ancho, así como una senda de 2,5 que bordea la calzada por la margen derecha entre el cruce con la carretera de Aldán e Igrexario. El tramo que la Diputación ya ejecuta en San Vicente do Mar, en O Grove, se puso como ejemplo a escala de lo que se pretende en O Hío y se anunció que el vial pasará luego a titularidad municipal, que luego regulará las afecciones.

Pero las discrepancias no tardaron en manifestarse. Un vecino abrió el turno de preguntas cuestionando que se recurra a realizar terraplenes en lugar de muros de contención para ganar terreno en zonas con gran desnivel o que se habilite acera solo por un margen, sugiriendo que deberían hacerse dos, aunque sean más estrechas, aunque los técnicos insistieron que la legislación establece un mínimo de ancho que no es posible variar y que el terreno disponible no permite atender esa petición.

Las preguntas se sucedieron sobre las zonas de aparcamiento -en algunos tramos sólo habrá "un arcén de ancho variable"- o sobre la conveniencia de que las cesiones de terreno se "repartan entre os propietarios dos dous lados da carretera", pues ven injusto que unos aporten hasta 300 metros de superficie y otros nada. En ese argumento incidió la exalcaldesa Clara Millán, sorprendida por el hecho de que el vial vaya a invadir una amplia franja de su propiedad mientras los terrenos previstos para el centro de salud de O Viso y para una urbanización de viviendas, justo enfrente, queden intactos. "Solidaria si, estúpida non", resumió Millán, y advirtió que no aceptará esa decisión unilateral de forma voluntaria. Otros vecinos se unieron a la causa, dejaron constancia de que no van a entregar gratis el terreno en esas condiciones y criticaron que se trate a O Hío como "unha parroquia de segunda", poniendo el vial entre Avenida de Lugo y A Boubeta, en Coiro, como ejemplo de otra forma de actuar con más privilegios para los afectados.

Reposición de servicios

La reposición de los bienes, especialmente muros y cierres de fincas, también se cuestionan. La Diputación dice que ya están contemplados en el proyecto y así figuran en las fichas individuales, pero algunos afectados lo ponen en duda, al igual que la construcción de muros de contención del terreno, que además permitirían reducir la ocupación con terraplenes. La mejora de accesos, la retirada de postes del tendido eléctrico o el cambio de margen de la senda peatonal son otras cuestiones sobre las que existen discrepancias.