Los productores de mejillón con su muelle de referencia en Moaña y Domaio todavía no han podido comenzar con la campaña de exportación a Francia y sobre todo a Italia, que se está retrasando más de lo esperado. Una de las principales razones de este retraso, según explican varios profesionales, está en que en una de las zonas de destino en Italia las temperaturas del mar están más elevadas de lo normal, y esto podría matar al bivalvo que se conserva bajo el agua en dicho país antes de su retirada para su venta al consumidor final.

Las temperaturas del mar en parte de Italia llegan incluso a los 25 grados centígrados cuando la temperatura ideal no debería sobrepasar los 18 grados. Desde el sector, de todas formas, se muestran tranquilos y, aunque indican que ya tendrían que estar exportando producto, esperan que en unos 10 o 15 días se resuelva todo y puedan comenzar a dar salida al grueso del molusco. Y es que esta campaña, que se prolonga hasta comienzos del próximo año, es la más intensa en cuanto a la venta de mejillón de productores moañeses se refiere.

Además, explican que existen otros condicionantes para este retraso, como el hecho de que todavía no han agotado el mejillón que adquieren en los viveros del Mediterráneo, que consumen antes de comenzar a importar el de Galicia. Pero desde Francia ya empieza a aparecer la demanda de mercancía.

Debido a este comienzo más tardío de las exportaciones, los bateeiros de Moaña emplean buena parte de su tiempo en estos momentos en meter el mejillón más grande en bolsas por miedo a que se desprenda de las cuerdas, pues este año el molusco no ha agarrado con la fuerza de campañas anteriores debido a la falta de oleaje en las primeras fases de la cría. Eso sí, apuntan a que en los sacos el mejillón no crece tanto como en la cuerda.

De todas formas, las condiciones cuando arranquen las exportaciones serán muy buenas, pues a fecha de hoy los análisis realizados diariamente por los biólogos del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) mantienen abiertos todos los polígonos de bateas de la ría de Vigo, así como los de Aldán y los ubicados en la ría de Pontevedra frente a Bueu.

Este lunes fueron analizados casi todos los sectores con bateas desde el frente de Nerga hasta el interior de la ensenada de San Simón y los resultados siguen siendo bajos en cuanto a la presencia de toxinas. Por lo tanto, en cuanto empiecen los encargos, los mejilloneros podrán llenar camiones sin los problemas registrados otros años.

La calidad del producto almacenado es también muy alta, según explican los bateeiros de la zona.

Además de hacerse con stock retirando el mejillón en riesgo de desprendimiento de las cuerdas de las bateas, parte de los productores descargaban ayer por la mañana producto en el muelle de A Mosqueira para llenar camiones de pequeña capacidad con destino al mercado nacional. De todas formas el movimiento en esta dársena sigue siendo muy bajo para finales del mes de septiembre.

Ampliación

Más allá de las campañas anuales, el sector mejillonero, uno de los más importantes de la economía moañesa, sigue esperando por el anuncio de la prometida ampliación del muelle de A Mosqueira por el interior de la dársena actual, que fue anunciada por la Consellería do Mar en abril de 2017. Este mismo mes desde Portos de Galicia explicaron que el proyecto se haría público y se presentaría a los profesionales en cuestión de semanas, y adelantaba que el nuevo brazo que permitirá ganar capacidad de amarre para los barcos bateeiros consistirá en un pantalán flotante.

La solución por la que se decantaron los técnicos de la Xunta pasa por dragar la parte interior del actual muelle e instalar este pantalán desde la entrada del mismo en forma de "T". También se plantea extender la escollera de abrigo un máximo de 30 metros, para impedir el oleaje en el interior de la dársena y evitar la zona de acumulación de lodos.

Los lodos que rodean por el exterior este muelle, que llegan a alcanzar profundidades de hasta 12 metros y acumulan 50.000 metros cúbicos, dificultan las opciones y por ello se tuvieron que descartar todas las propuestas anteriores.

Las tareas de dragado en el interior de la dársena será la parte más costosa del futuro proyecto que tiene la intención de solucionar la falta de espacio actual para el amarre de los balandros.