Llevan todo el verano soportando los grafitis. Algo que comenzó como una chiquillada con una pintada en un muro, se ha convertido en un problema vecinal en la aldea de Menduiña, en la parroquia canguesa de Aldán, y ayer, uno de los vecinos afectados ya ponía la situación en conocimiento de la Guardia Civil de Cangas para intentar lograr identificar a las personas que están llenando de pintadas los muros de sus viviendas. "Además de que no nos gusta, nos supone un continuo gasto limpiar estos grafitis".

Este afectado asegura que el núcleo de Menduiña puede estar formado por unas 200 viviendas y que en estos momentos hay afectadas con pintadas de grafitis entre 25 y 30 casas. El problema, tal y como señala este vecino, no es tanto que las pintadas se hagan en los muros construidos de bloques como en los de piedra y más aún en las fachadas de las casas de piedra que hay que chorrear y supone un gasto muy grande: "Todas la noches, en mi caso, estoy atento porque tengo miedo a que vengan y la fachada aparezca pintada. Es que lo vemos venir y hay temor a que también pinten las fachadas que dan a la calle".

Señala que el problema lo están soportando desde hace unos cuatro o cinco meses y que las zonas más afectadas son las rúas de San Amaro y Socotelo y el propio núcleo de la aldea. Añade que este problema también se va a tratar en el seno de la Asociación de Vecinos porque además de las pintadas, están proliferando los vertidos incontrolados en la rúa Moscallos y en el entorno de la capilla de San Amaro, en donde aparecen restos de uralitas, ladrillos...en una zona en donde además hay fuentes de agua que se pueden contaminar.

Este vecino que presentó la denuncia verbal ayer en el cuartel de la Guardia Civil,de Cangas confía en que con más control de la patrulla, los grafiteros dejen de actuar y respeten a los propietarios que no quieren estos dibujos, "que hasta dan miedo", en sus cierres. "Da pena ver cómo el lugar se está llenando de pintadas. Sobre los autores, tienen sus sospechas, aunque no tienen pruebas.