El fiscal también explicaba que en 2011, cuando la ex directora era secretaria del instituto y el exsecretario era profesor, se pusieron de acuerdo para que una librería de Bueu les emitiese tres facturas por distintos importes sin que se efectuase la compra de ningún material y que tenían como objetivo justificar estos gastos privados por parte de la acusada. Asimismo, ambos acusados libraron cheques con cargo a las cuentas del centro para su uso personal, en gastos que nada tenían que ver con la actividad docente, y que tampoco se recogieron en la contabilidad del instituto.