El jazz portugués resonará mañana domingo por las calles y entresijos de Cangas con la actuación de la Orquestra de Jazz do Porto, que abre la XXI edición del Canjazz. El festival se desarrolla hasta el 22 de agosto con cuatro conciertos de alto nivel en el Eirado do Costal. Uno de los saxofonistas de esta joven big band es el vigués Diego Alonso. Aunque nació en la ciudad olívica, ahora vive en Salvaterra do Miño y realizó sus estudios en la Escuela Superior de Música de la ciudad lusa. Tras finalizarlos se vio enredado en esta big band, atraído por su temprana vocación por el jazz.

-Usted, junto con el cangués Javier Pereiro, son los dos músicos gallegos de la Orquestra de Jazz do Porto. ¿Cómo es que terminó en esta ciudad portuguesa?

-Yo empecé a tocar a los diez años, aunque antes de eso tocaba la guitarra y el teclado. Mi hermano, también músico, siempre traía jazz a casa, discos de Duke Ellington y de Tom Basie. A partir de ahí, me comenzaron a interesa los sonidos del saxo y del jazz. Mi entrada en la banda ocurrió cuando estudiaba en la Escuela Superior de Música do Porto (SMAE). La Orquestra se inició en noviembre de 2017, aunque antes ya había sido creada como una big band de nombre y componentes distintos. Los músicos del entorno de la SMAE se empezaron a organizar, a tirar de alumnos de todos los tiempos y así se fue conformando la banda. Yo estaba acabando la licenciatura y Javier entró más tarde. Cuando decidieron montarla oficialmente, contaron conmigo.

-¿Qué diferencias ha podido notar en su estancia en Portugal respecto a Galicia en la escena jazzística?

-En Portugal hay un poco más de tradición y tiempo trabajando en el jazz. Existen más músicos y aficionados. No quiere decir que aquí no le demos valor a las cosas, pero por lo que veo hay menos interés. Portugal culturalmente siempre estuvo más atento a ciertas cosas, aquí en Galicia pero llevamos mucho tiempo sin fomentar la cultura y eso se acaba notando. La mentalidad de la sociedad española no es tan curiosa. Y esto no solo en el jazz, un estilo musical minoritario, ocurre con todo.

-Pero en los últimos años han aparecido nuevos grupos, prueba de ello es su propia banda. ¿No ha habido una mejoría?

-Sí, por supuesto. En Galicia el jazz está creciendo, por suerte. . La escena jazzística está en buena forma, otra cosa es la calidad del trabajo que puedes llegar hacer. Un concierto de jazz a día de hoy no llega a tanta gente como uno de Maná, por ejemplo, que llena todo Castrelos. Estamos en un momento en el que la cultura en España es solo lo que vende. Una cultura económica de cartera, donde se mueva mucho dinero. El problema es que no hay una apuesta cultural para nuestros proyectos y eso que el jazz lleva más de cien años como estilo, pero no se apuesta por él. En cambio en Portugal es al contrario, hay una diferencia importante, nos da mil vueltas.El hecho de que montáramos la Orquestra significa que está yendo a mejor. Lo que no puede pasar es que los músicos salgan de la Escuela Superior y no tengan donde tocar. Aquí en Galicia sería complicado montar algo así, como en Portugal, pero allí al menos parece que salenlas cosas.

-Interpretan temas de las más grandes big bands de la historia del siglo XX y también improvisan. ¿Qué prima más?

-Ambas.En una big band necesitas la técnica, lectura y teoría para entender lo que pasa y en qué lugar tienes que colocar tu voz junto con tus compañeros. Cuando te toca un solo, debes llenarte de creatividad y estilo. La técnica está ahí, pero al improvisar cada noche es diferente.

-¿Por qué una big band escoge locales pequeños como el Hot Five do Porto?

-Por el ambiente de cercanía y la atmósfera que se crea. Es cierto que no hay muchos más sitios donde actuar, pero estos tienen otro encanto y magia distintos. A pesar de que el Hot Five sea un escenario pequeño, cogemos todos y acaba por sonar fabuloso. La gente está en primera fila y en el bar se crea esa magia que necesita el jazz.