Como el la fiesta del pueblo estaba ayer la Praza Massó de Bueu, repleta de público para escuchar a Nacho Carretero, el periodista que ha alcanzado fama mediática y popularidad desde que un juez ordenó secuestrar su libro "Fariña" y una serie de televisión esparció las historias del narcotráfico gallego entre millones de espectadores. "Publiqué el libro en 2015 y vendí muchos ejemplares, pero esa serie lo convirtió en fenómeno", explicó ante la concurrencia,que esperó hasta bien entrada la noche el turno de firmas para llevarse una de Carretero estampada en su best seller.

Antonio Durán "Morris", que da vida en la serie a Manuel Charlín, fue en encargado de abrir boca contando como esta ficción le ha cambiado la vida y confesó que habla de un país en el que se siente reconocido en la forma de ser y actuar. Más allá de la trascendencia catódica, puso en valor el trabajo periodístico de Carretero, cuyo rigor y aportaciones forman parte del sustento de la serie.

Nacho Carretero también reconoció que en Galicia hay una gran labor periodística sobre el mundo del narcotráfico, con mucha investigación detrás, pero él quería contarlo "de otra manera" más atractiva y que no creara complejo en la gente, ya que siempre se ha considerado un tema tabú y no es extraño que la gente se ponga "a la defensiva" al hablar de estos asuntos. La sociedad ha madurado, celebra, y los gallegos asumen ahora esa realidad y la afrontan sin los complejos de antaño.

Otro de los puntos de inflexión en este asunto fue la orden de secuestro del libro tras la denuncia de alguno de los protagonistas citados, lo que llevó a "Fariña" a convertirse casi en una publicación de culto que se difundía en distintos soportes y circulaba de boca en boca y por otros medios. Aunque ese no era la intención original, sino "escribir lo que no encontraba en las librerías" sobre el mundo del narcotráfico y sus historias paralelas.

Al principio no le daba importancia a lo del secuestro judicial, pero luego se dio cuenta de que el libro se convertía en un fenómeno editorial y social porque de alguna manera también representaba un símbolo contra la censura. Con la serie de televisión, el riesgo era que la gente se quedara con la ficción dejando oculto el trabajo periodístico que hay detrás, pero con el tiempo entiende que no es así y se muestra satisfecho por el trato de la productora y del público, que ponen en valor el trabajo realizado.

Prueba de ello es que la Praza Massó de Bueu, tierra pródiga en bateas, se quedó pequeña para ver y escuchar de cerca al artífice de "Fariña" y a uno de los autores que le dan vida.Avanzada la noche, continuaba la espera de voluntarios para la descarga de firmas en esa orilla del Atlántico.