Marín pondrá a prueba de nuevo su solidaridad este sábado, con el Festival del Kilo, que durante 33 años ininterrumpidos viene celebrándose en la Alameda para conseguir llenar las despensas del comedor benéfico que gestionan las hermanas de la Caridad de San Vicente Paúl con un equipo de 8 voluntarias, personas que altruistamente se encargan tanto de que las cuentas salga y haya recursos para hacer frente a todo lo necesario, como de servir y atender a quien lo necesita.

La actuación gratuita de artistas, coros y grupos conformarán el cronograma de un Festival que comenzará mañana al atardecer y del que se puede disfrutar sin aportar nada, aunque desde la organización confían en que cada persona sume alimentos no perecederos para una causa justa. No es el objetivo del Festival, como explica María del Carmen Dapena, responsable económica del comedor. "Queremos mantener viva la vinculación de los vecinos de Marín con el comedor, porque siempre fue muy estrecha; Marín siempre quiso mucho su comedor", asegura.

Y eso tiene su traducción también en la parte económica. Son muchas las familias que aportan cada mes 3 euros, alguna algo más, para el mantenimiento de este servicio social. "Es importantísimo para nosotros mantener esa ayudas e incluso ir sumando alguna más, porque es nuestra principal fuente de ingresos. Tenemos alguna familia, en buena posición económica, que hace alguna donación económica importante de forma anual y totalmente anónima pero la mayoría nos ayuda con un pequeño donativo que agradecemos mucho", explica María del Carmen Dapena.

Confían en reunir más de 1.000 kilos de comida y para compensar la colaboración ciudadana, han recurrido al comercio local, que ha donado alrededor de 70 regalos que se irán sorteando y entregando al final de Festival. "Sabemos que los marinenses responderán. Lo sabemos porque aquí todo el mundo se siente parte de este comedor".

Fruta, bocadillos y lácteos

A media mañana el comedor presenta un aspecto impoluto y las mesas están puestas para 80 comensales. En la cocina, dos profesionales y varias voluntarias elaboran los dos platos que se servirán: garbanzos de primero y fideos de segundo. Varias cajas de melocotones frescos están listas para ser distribuidas en el postre. Los bocadillos, de media barra de pan, que se llevarán los usuarios para la merienda están perfectamente embolsados. Acompañarán este tentempié con otras dos piezas de fruta y un yogur bebible.

Este es un menú tipo que se sirve de lunes a sábado, incluidos festivos, entre una media de 80 usuarios que acuden diariamente a comer a las instalaciones del comedor. Otras 12 familias se llevan la comida hecha para consumirla en sus viviendas. "Tienen niños, y este no nos parece el lugar más adecuado para que estén menores. Nos parece más adecuado que no dejen su hogar, por eso optamos por esta modalidad para los más pequeños". A mayores, unas 50 familias acuden al comedor para conseguir el avituallamiento periódico de sus hogares.

A las dependencias de la comunidad Hijas de la Caridad los usuarios pueden ir también a desayunar. "Este servicio lo ofrecemos solo para los que no disponen de un lugar donde calentar lo que les damos". Y es que diariamente se llevan del comedor un litro de leche, colacao y galletas. También el sábado les suministras víveres para la jornada del domingo, que el comedor cierra. "Procuramos que sus necesidades alimenticias estén atendidas; a veces hasta tenemos algún dulce, porque la verdad es que hay dos cadenas de alimentación que colaboran muchísimo con nosotros y nos dan muchos alimentos antes de que caduquen".