Con el fin de los festejos veraniegos los feriantes necesitan otro trabajo que les permita subsistir, pues aseguran no ganar lo suficiente. "Tenemos que buscarnos la vida porque pagamos unas tasas altísimas, por la luz y el agua, incluso llegarán a cobrarnos por respirar". De este modo, los feriantes justifican su incremento del precio de las entradas a las atracciones y proponen alternativas. Por ejemplo, que el Ayuntamiento pague una cantidad a los feriantes para que las familias, comprando una única entrada, "puedan disfrutar con sus hijos en los puestos que ellos deseen y las veces que quieran". Ya ocurre en otros lugares, como Bilbao, en el evento del Bec, o en el Pazolandia de Ourense.