La compañía Catropés volvió a levantar el telón de los actos de ayer en la Mostra do Teatro de Cangas. Vane Rivas y Ánxela Blanco, con su espectáculo "Catropés" llevaron el sentido cómico y festivo de la Mostra hasta el mercado de Moaña. Fue el arranque de una jornada que ayer tuvo un marcado carácter femenino.

La siguiente protagonista fue la actriz Iria Sobrado, una de las protagonistas este año de los Espazos Alternativos. Ayer ese punto de encuentro fue la Capela do Hospital, que se convirtió en una habitación de hotel, en la que los espectadores podían interactuar con la artista en una performance titulada "Brinde". Eso sí, solo podían entrar de uno en uno, por un tiempo limitado de antemano y debían salir en silencio cuando lo indicase una señal sonora. Hubo dos pases, a las 12.30 y a las 19.30 horas.

Una de las novedades de este año de la Mostra de Cangas es la de proporcionar un espacio de encuentro para los profesionales de la escena teatral y el público. El lugar elegido fue la taberna O Rincón, donde estuvieron el director e intérpretes de "Divinas Palabras Revolution", la producción del Centro Dramático Galego que el viernes levantó el telón en el Auditorio.

La sala de exposiciones del Auditorio acogió por la tarde la jornada "Mulleres nas artes vivas e visuais", que estuvo presentada por la directora artística de la Mostra, María Armesto. Este año el protagonismo recayó sobre la artista y creadora María Mazás, que falleció el pasado mes de octubre. El programa incluyó tres conferencias y una performance musical en homenaje a la artista titulada "Brinde por Mazás". En este espectáculo intervinieron las actrices Silda Alfaro, Pepa Barreiro, María Costas, Sonia Rúa; el saxo Raimund Dix; la artista visual Nani Miras y la violoncellista Florence Ronfort.

Antes del espectáculo central en el Auditorio hubo tiempo para una nueva función de animación de calle, esta vez en los jardines de O Señal con Projeto Ez. Los portugueses sacaron a la calle su Ez Sub, un submarino convertido en una máquina escénica de gran formato para transportar a los espectadores que se atrevían a una nueva realidad. Una experiencia que permitió al público convertirse en actor y performer en el interior de un "submarino urbano".

La jornada concluyó con "Paraíso pintado", el espectáculo en el que la payasa Pepa Plana da vida a un ángel que abandona el cuadro en el que fue pintado para intentar convertirse en el ángel de la guarda del mar. Una obra en la que está muy presente la situación de los refugiados que intentando llegar a una vida mejor encuentran la muerte en un mar sin piedad, un tema que la artista fue capaz de abordar desde una perspectiva universal y atemporal.