Transcurrida casi una década desde que los responsables políticos de Cangas mencionaron por primera vez la necesidad de declarar "zona acústicamente saturada (ZAS)" las calles de la movida nocturna, particularmente la Avenida de Marín y su entorno, y un año después de que el actual alcalde, Xosé Manuel Pazos, anunciara que los técnicos de Urbanismo ya estaban trabajando en ello, la nueva ordenanza reguladora sigue en los despachos municipales en forma de "borrador", a la espera de concretarse en el documento que deberá recibir el visto bueno de la corporación para entrar en vigor. Pazos espera "pulir detalles" en las próximas semanas y llevar el documento a pleno a finales de julio, aunque asume que, cumpliendo los plazos administrativos, la ordenanza aún no será efectiva este verano.

La legislación establece la posibilidad de clasificar como "zonas acústicamente saturadas" las que padecen unos elevados niveles sonoros debido a la existencia de un gran número de actividades de ocio o establecimientos públicos, a la actividad de las personas que los utilizan o al ruido del tráfico, entre otras. Podrían recibir esa calificación aquellas cuyo promedio semanal nocturno supere en más de diez decibelios los niveles máximos permitidos en la emisión al medio ambiente exterior, según apuntan los expertos. En Cangas, la zona más susceptible es la Avenida de Marín y su entorno, donde podrían prohibirse nuevas aperturas de locales o restringir los usos u horarios de los mismos, tal como se ha apuntado desde el Concello y se transmitió en varias reuniones con colectivos de afectados.

Los problemas en la Avenida de Marín y las calles Ferrol, A Guarda, Gondomar o Redondela, entre otras donde los ruidos procedentes de establecimientos de ocio o de aglomeraciones en la vía pública son más evidentes, vienen de lejos, aunque la crisis económica limitó la afluencia de público a los locales nocturnos y favoreció el consumo en el exterior y la práctica de botellón. En los últimos meses las incidencias se han "estabilizado", según señalan desde el Concello a tenor de las quejas vecinales e informes policiales que reflejan menos peleas y altercados de seguridad, aunque reconocen "problemas puntuais", sobre todo en el cumplimiento de horarios.

De hecho, la Policía Local constató el primer fin de semana de junio que la cafetería y terraza de un hotel de la Avenida de Marín mantenía actividad a las seis de la mañana, y también acudieron a controlar el horario de cierre de un pub de la calle Ferrol que está siendo objeto de un control más exhaustivo debido a las quejas vecinales. Estas no se solucionan con el desalojo, pues los clientes se concentran luego en la calle o bajo los voladizos de edificios próximos, con el consiguiente alboroto que perturba el descanso, sobre todo las viernes y sábados de madrugada.