Con los primeros siete kilómetros de la Autovía do Morrazo operativos desde el 11 de mayo, las obras de desdoblamiento del Corredor entran en estos momentos en su último año, avanzando a un ritmo muy alto en el tercer y último subtramo, entre los puntos kilométricos 7+300 y 11+150 (desde el enlace de Meira a la salida de Cangas). La UTE formada por Covsa y Taboada y Ramos construye los últimos 3,8 kilómetros de trazado de la autovía. Desde la primera semana de junio la actividad adquirió una nueva dimensión con el corte de 200 metros en la carretera provincial de Meira-A Fraga, que permitió acelerar la construcción del segundo viaducto de A Fraga.

Se trata de la primera de las estructuras de calado en este subtramo. Desde la constructora explican que se ha avanzado ya en la instalación de las zapatas 4, 5, 6 y 7. Además, desde el tramo cortado se puede ver la pila 4, la más alta de todas, que se está levantando. Llegará a alcanzar 64 metros de altura. El segundo viaducto de A Fraga tendrá 336 metros de longitud, algo más que su estructura paralela. Tendrá ocho pilas y nueve vanos. Los ocho primeros vanos medirán 36 metros de trazado y el último 42 metros.

Solo para poder empezar a levantar las pilas fue necesario mover 20.000 metros cúbicos de tierra con un margen de maniobra limitado, pues los operarios trabajan entre el curso del río A Fraga, la montaña y dos molinos de agua protegidos por Patrimonio. Paralelamente, se instalan muros de contención de piedras para acoger los estribos al final del viaducto.

La construcción del viaducto se prolongará durante ocho meses, según las estimaciones actuales, aunque el corte de la carretera provincial solo será efectivo hasta final de verano. Son 20 los operarios destinados solo a esta estructura. En los días más productivos llegan a levantar hasta un tramo de cinco metros de pila gracias al empleo de cementos y hormigones de alta resistencia y fraguado rápido. Estudian cómo proteger el hueco entre los dos viaductos. Optarán bien por un tramex metálico como en el viaducto de A Moura o por una malla como en el de A Mó.

Tras el viaducto, el tramo más complejo es el del gran talud de O Meixueiro, que alcanza los 50 metros de altura y que es objeto de voladuras controladas una o dos veces por semana. Este mismo viernes se ejecutó una explosión. Para evitar un corte prolongado del tráfico y dinamitar en seguridad este talud, se construyó un desvío provisional de 700 metros de longitud que se puso en servicio a comienzos de abril. Solo dos semanas después comenzaron las voladuras.

Desde la UTE constructora destacan que en este periodo de dos meses han conseguido ejecutar el desmonte en un 60% y todo ello con cargas limitadas cuyas vibraciones son controladas por dos sismógrafos de control continuo y un tercer dispositivo móvil. Pretenden evitar daños en las viviendas cercanas y en el depósito de Aqualia. Los responsables de la obra explican que las explosiones tienen carga tan limitada que generan la misma vibración que el paso de un camión por la carretera. Del talud de O Meixueiro se extraerán 100.000 metros cúbicos de tierra y piedra que se emplearán en distintos rellenos de la obra.

Avanzando por el Corredor en obras hacia Cangas, la siguiente construcción es un muro de contención levantado en el margen derecho, en el punto kilométrico 9+200. Los operarios se encontraron una zona húmeda, con muchos acuíferos, y fue necesario levantar dicha contención para poder construir los nuevos carriles sin sufrir corrimientos de tierras.

Le sigue el desmonte del punto kilométrico 10+400 que es el más pequeño que deben acometer y ya en el tramo final, cerca de la salida de Cangas, el desmonte del kilómetro 10+900, justo en el punto en el que el desdoblamiento de los carriles pasa del margen norte al margen sur, por el lado hacia el litoral. Se trata del segundo de los desmontes y en el que la empresa constructora trabajó los primeros meses de obras con explosiones todas las semanas. Se encuentra ejecutado prácticamente al completo. Se retiraron de dicho talud un total de 40.000 metros cuadrados de tierra y piedras.

El último tramo de interés en las obras es el terraplén final en donde la autovía confluirá con el tramo de solo dos carriles que seguirá hasta la rotonda de Aldán. Es necesario elevar el terreno varios metros y ya se ha efectuado la mitad de este trabajo.

Son 50 los operarios que trabajan en el conjunto de la obra, incluyendo a los 20 trabajadores destinados exclusivamente, en estos momentos, a levantar el viaducto.

Capas de firme

Para finales de año llegará el lanzavigas del segundo viaducto de A Fraga y empezarán a extenderse las primeras capas del piso, que serán de material fino, de material mezclado y de suelo cemento. Las tres últimas capas de firme se extenderán ya en la fase final de unas obras que deben estar finalizadas en el primer semestre de 2019. Son una capa de aglomerado base, otra intermedia y la de rodadura.

Otros trabajos destacados pasan por adecentar los terraplenes ganados en los márgenes, como en la salida de Meira, en donde se habilitará un gran espacio verde con especies autóctonas. Los operarios almacenan ya la tierra más propicia para este fin que encuentran en los distintos movimientos de terreno.