Cuando dentro de apenas un año acabe el actual mandato municipal Félix Juncal Novas será el alcalde de Bueu que más tiempo habrá permanecido en el cargo desde la recuperación del sistema democrático. Tres mandatos consecutivos con mayoría absoluta que suman 12 años, los mismos que estuvo en su día Manuel Freire Lino (primero con la CIG o Convergencia de Independientes de Galicia y luego con Alianza Popular/Partido Popular). Pero Juncal también tuvo el bastón de mando entre junio de 2003 y julio de 2004, con un gobierno en minoría que acabó con una moción de censura. Aquel mal trago acabó aupándole a la Alcaldía en 2007 con la primera mayoría absoluta del BNG en Bueu y en la comarca de O Morrazo. Todavía no desvela si repetirá como cabeza de lista en 2019: a Juncal le gusta manejar sus tiempos y ser "respectuoso" con los biorritmos de su organización. No obstante, no oculta que la ilusión y ambición de la que siempre habla sigue presente.

Los nacionalistas afrontan el último año del mandato con varios frentes abiertos y con algunos de sus proyectos "máis ilusionantes" en marcha. El gobierno ha sufrido algunos cambios en este periodo debido a la salida por motivos laborales y personales de dos de sus miembros, Antonio Rosales y el doctor Carlos Eirea, que han sido sustituidos por Inmaculada "Macu" Rodríguez y Adrián Ferrer. De las palabras de Juncal en la entrevista adjunta se puede inferir que se avecinan cambios en la próxima candidatura del BNG, tanto por razones personales como por la necesidad de abrir otro tiempo.

En estos últimos cuatro años el gobierno de Juncal ha logrado sacar adelante uno de los grandes retos pendientes: la aprobación del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM). Un documento que según el ejecutivo supone "entrar nunha nova era", mientras que los grupos políticos de la oposición son mucho más críticos. De hecho, tanto PP como PSOE evitaron apoyarlo y han criticado que se reduce la edificabilidad en los núcleos del rural.

El urbanismo, o más bien consecuencias asociadas a la actividad urbanística, también marcaron el inicio del mandato 2015-2019. La sentencia que obligaba a la demolición parcial del edificio Pintos, con una veintena de familias afectadas, nunca estuvo tan cerca de ejecutarse y provocó momentos de gran tensión en el pleno municipal, con los vecinos exigiendo una solución para salvar sus viviendas.

El PXOM era una de las promesas electorales del BNG desde las elecciones de 2007. La otra era la construcción de una piscina municipal en los terrenos de As Lagoas. El gobierno buenense parece que ha encontrado en la "nueva Diputación" el aliado perfecto para hacer realidad este proyecto. La institución provincial financiará con una subvención directa de 1,5 millones de euros y a través del Plan Concellos la construcción de la infraestructura, que si se cumplen los plazos previstos debería estar lista precisamente dentro de un año.

Otro de los proyectos estrella era la rehabilitación y recuperación del antiguo astillero de Banda do Río, una obra que también ha generado críticas desde la oposición y desde colectivos como la Coordinadora pola Defensa do Estaleiro. Unos y otros se quejan de los cambios que se introdujeron en el proyecto y que no se permitiese al estudio que ganó el concurso de ideas asumir la dirección de obra.

La gestión económica es otro de los asuntos en los que el gobierno buenense saca pecho debido a la estabilidad y al aumento de los ingresos municipales. En apenas dos años está previsto que se salde toda la deuda financiera y el ejercicio 2017 se cerró por primera vez en muchos años con un remanente de tesorería positivo.