La cofradía de pescadores de Moaña conocerá este mes, como muy tarde en un par de semanas, el ansiado proyecto de ampliación del muelle de A Mosqueira que permitirá ganar espacio para los bateeiros, uno de los sectores económicos más importantes de Moaña. Así lo espera el patrón mayor, José Antonio Currás. El sector está al tanto de la alternativa elegida finalmente por la consellería y por Portos de Galicia y la ve con buenos ojos. De todas formas, indica que "agora temos que ver o proxecto detallado no plano para sacar as conclusións definitivas. Agardamos que nun par de semanas nos presenten o plan".
Aunque el sector es consciente que la construcción prevista, con un pantalán en forma de "T" en la parte interna de la dársena actual tras un complejo dragado, no podrá ser una realidad este mismo año, sí que esperan que por lo menos se ejecute de cara al invierno la primera parte del proyecto, que consiste en mejorar el sistema de abrigo extendiendo con una barrera flotante el actual rompeolas de O Con.
La Consellería do Mar retomó en abril de 2017 la ampliación del muelle después de varios años parada y tras descartar hasta siete alternativas distintas por diversos problemas técnicos. Una de ellas pretendía ampliar con una escollera de 30 metros de longitud el rompeolas de O Con para abrigar la cara externa de la actual dársena de A Mosqueira y ganar plazas de amarre. Sin embargo, se descartó por el mismo problema que obligó a parar en el año 2009 unas obras de ampliación que ya habían comenzado: la acumulación de lodos que rodean el exterior del muelle y que llegan a alcanzar profundidades de hasta 12 metros.
Los técnicos de la Consellería do Mar estiman que el muelle de A Mosqueira está rodeado por 50.000 metros cúbicos de lodos, lo que impide cualquier trabajo de relleno en el entorno.
La falta de espacio para el amarre de los barcos mejilloneros es una constante en Moaña desde hace años y deben abarloarse en varias filas los balandros, causando perjuicios a los productores de mejillón al tener que esperar turnos para poder salir a faenar.
Además los problemas de amarre se extienden también a la otra base de mejilloneros del municipio, la del puerto de Domaio. En este caso, sobre todo, los problemas vienen por carecer totalmente de abrigo. En los últimos inviernos, durante las jornadas de temporal, los bateeiros con base en Domaio tuvieron que desplazar sus balandros hacia el muelle de San Adrián, en Vilaboa, para garantizar la integridad de los buques.