Aunque en las últimas semanas, la factoría afrontó una huelga para exigir mejoras laborales, hay muy buena sintonía con el presidente, Ángel Martínez.

"No sé cómo tanto hizo", asegura la trabajadora María José Tores: "Aunque los empleados nunca estamos de acuerdo y siempre queremos más, en este caso, otro empresario hubiera cogido el seguro del incendio y nos hubiera mandado a paseo. Es de agradecer lo que nuestro jefe ha hecho porque seguimos teniendo un puesto de trabajo". Ángel Martínez acudió ayer a la planta de Domaio como suele hacer prácticamente a diario, pese a sus 68 años.

Los trabajadores reconocen que desde hace tiempo se rumorea que la fábrica se puede vender, pero aseguran que no saben nada: "Si se vende, tienen que comprarnos a nosotros".