En Aldán luce el sol tanto o más que en Tenerife, siempre que sea carnaval. El astro rey se impone cada vez que los vecinos de esta parroquia quieren salir de fiesta a enterrar el mejillón, símbolo de la vigilia que se avecina producto típico de la ría de Vigo. Apenas hubo tiempo para comer. La tradición manda que el desfile salga temprano del cruce de Os Carballiños para evitar la deseada siesta, necesaria después de tanta refriega carnavalera. Y es que el XII Festival de Murgas de la noche anterior no hizo prisioneros. De él salieron casi todos heridos por la juerga.Por si fuera poco, el Velatorio de Mexilón abundó en la tragedia. Había queimada para parar un tren, la necesaria para quitar el frío, secarse y purificar los cuerpos que empezaba a estar en régimen de Cuaresma.

Así que el desfile salió a las 16.30 horas levantando todas las sospechas posibles, que la cosa no era para esconderse, precisamente. Las máscaras comenzaron la ruta en medio de la música que marcaban las charangas que se habían apuntado al desfile: Marcha Loca, "Máis ou Menos" y "Os Veciños". Soprendió al cronista que la charanga "O Percal", a la que daban por muerta fuera, la encargada este año de llevar ese gigantesco molusco a arrojar al muelle de Aldán. Casi tres horas tardó en llegar la procesión carnavalesca desde el cruce de Carballiños al muelle de Aldán.

La parsimonia era consecuencia de la querencia de las máscaras a dejar su impronta ante un público entregado, que miraba disfazado el paso de esta peculiar manifestación de luto: ¡Don Carnal ha muerto. Viva Don Carnal!. Las charangas repetían las letras que tardaron meses en elaborar, ahora ya algo distorsionadas por esas voces quebradas por tanto trasiego carnavalero. Y por allí aparecieron grupos de piratas (disfraz de mucho éxito este año debido al aniversario del desembarco turco) y tambén disfraces de mejicanos con poncho y tequila, pero sin cárteles. Y aparecieron héroes como Obelix y Panoramix, además de vikingos y hasta una aldea africana. No faltaron los exhibicionistas, que enseñaron nalga y movían las caderas de forma armoniosa.

Pero no todo fue desfile. La organización del Carnavaldán sabe de los esfuerzos y sabe recompensarlos. Así que al final se repartieron víveres para los presentes y no faltó entre los ingredientes el mejillón, que a esas alturas del día y después de tanto trajín no solo mataba el colesterol, también aportaba calorias.