"Nació ella sola", asegura el vecino de Aldán Juan Lorenzo, que vio crecer una inmensa calabaza en una finca que tiene como huerta en la zona de Saniño en esta parroquia, como las famosas habichuelas mágicas del cuento clásico de Hans Christian. Andersen, que sacaron de la pobreza a una familia gracias a la pericia de un niño.
Juan Lorenzo tiene en la huerta tomates, pimientos...y salieron con un buen tamaño, asegura, pero más normales. Esta calabaza, y sin que pueda darle una explicación, empezó a crecer tanto que llegó a los más de 150 kilos que él cree que pesa, incluso dice que podría llegar a los 200 kilos. "Hicieron falta tres hombres para moverla", asegura Juan Lorenzo que reconoce que lo único que hizo fue abonar la tierra con estiércol de la cuadra de su casa, en la rúa Becelar, en donde tiene un cerdo y un caballo.
Este marinero jubilado, al que seguro que se le dieron bien las artes de pesca durante toda una vida dedicada al mar, pasará sin embargo a ser más popular por la gran calabaza que cultivó en tierra, aunque por sus manos también debieron de pasar grandes piezas cosechadas al mar.
Con la calabaza sobre una mesa de piedra en su casa, este vecino le da vueltas a lo que la familia va a a hacer con ella y tiene claro que "haremos chulas" . De semejante ejemplar saldrán "chulas" para toda la parroquia de Aldán, se ríe Juan Lorenzo. La intención es conservarla para poder elaborar este postre tan tradicional de febrero para el entroido de la parroquia que, sirva de paso, se celebra también a lo grande en Aldán.
Si algo ha perdido esta calabaza con su tamaño es el color naranja de este fruto que se multiplica en esta época por los campos de la comarca: "La planta es naranja, tengo otras más pequeñas con este color, pero con tanto grosor ésta lo perdió".
