Miles de cangueses, turistas y vecinos de otros municipios de la comarca subieron ayer al atrio de Darbo para participar en el día grande de la afamada Romaría. Si bien la noche del miércoles no reunió a tanta gente como otros años, a juzgar por las opiniones de los vendedores de los distintos puestos, ayer por la mañana el atrio lucía abarrotado.

A partir de las 12.30 horas comenzó una misa solemne al aire libre, acompañada por el grupo músico-vocal Mornura. Una hora después partía la procesión, con la imagen de la patrona, Santa María, encabezando la comitiva. Ante unos fuegos intensos y con el acompañamiento de los componentes de la Unión Musical de Ponteledesma, la procesión recorrió todo el recinto para encarar el frontal del templo parroquial tras rodearlo. Fue entonces cuando arrancó el evento que todos los asistentes esperaban desde hacía un año: la ancestral danza del siglo XVI, en la que diez galanes y cinco damas agradecen a la imagen de la virgen los favores recibidos a lo largo de todo el año.

De cara a la imagen se formaron las tres filas, la de damas en el centro y las dos de galanes a los flancos. Ellos lucieron los tradicionales pendientes largos, con pantalón, chaleco y sombrero negro, que contrasta con la camisa blanca. Ellas, por su parte, lucen largas faldas blancas con puntillas anchas, un mandil negro bordado, mangas anchas y un paño cruzado con colores rojos y dorados. Pero lo más llamativo, como siempre, son los sombreros de paja cubiertos un día antes con flores naturales.

Tocando las castañuelas, cada danzante de la parte delantera se dirigía hacia atrás en zig zag. El siguiente paso constó de dos galanes acompañando a una dama, recorriendo toda la formación de flanco a flanco. Por este proceso pasan por turnos todos los participantes. Por momentos la formación encara el pórtico de la iglesia, con la virgen a sus espaldas. A los 10 minutos del baile el gaiteiro y el tamborilero suben el ritmo. Se forman entonces grupos en forma de círculo de cinco componentes cada uno. Es la parte más vistosa, al cobrar todo su esplendor las faldas de las damas.

Los galanes se cruzan después en dos hileras ante la atención de las damas para acabar con un círculo en el que participan los 15 danzantes. La danza acabó con pétalos blancos sobre la imagen de la virgen entre aplausos. Los asistentes se llevaron el susto de la mañana al levantar la imagen, cuando casi cae al suelo. Finalmente pudo regresar al templo hasta el próximo año.

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