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Jaime Alonso: "A miña forza foi o cariño da xente"

Jaime Alonso, un ejemplo de superación tras el accidente en el mar en el que perdió las piernas, se encarga hoy de la ofrenda floral a los marineros en las Fiestas de Samertolaméu

Jaime Alonso ayer en Samertolaméu, en las inmediaciones del puerto de Meira. // Santos Álvarez

"Para min é unha honra grandísima, ver que son querido polo pobo e toda a súa xente", afirma Jaime Alonso de 55 años de edad. El marinero accidentado en el año 2012 sigue sintiendo cada día el cariño de la parroquia tras haber sido escogido para realizar la ofrenda floral a los marineros en las fiestas de Samertolaméu, en Meira. El acto tendrá lugar hoy tras la procesión del Carmen a las 12.00 horas, que irá acompañada por el Coro Samertolaméu.

"É unha demostración de afecto á miña persoa", destaca. La proposición para ser el encargado de la ofrenda floral pilló a l marinero por sorpresa, que todavía sigue emocionado por las constantes muestras de apoyo que recibe no solo en Meira, sino en toda Moaña y en su villa natal, Cesantes. Desde el accidente no ha dejado de encontrar el aprecio de todos sus vecinos. "O día que menos visitas tiven no hospital foron 20 persoas", destaca. Jaime asegura que por su forma de ser abierta siempre ha conseguido "tirar máis pola xente".

La vida del vecino de Meira dio un vuelvo al completo tras el accidente que sufrió mientras realizaba su trabajo. "Nunca pensei que volvería a andar, cando os médicos o dixeron eu firmaba por moverme con dúas muletas", afirma. Gracias a su forma de ser y a su propia fuerza, en cuanto recibió la noticia puso todo de su parte para poder caminar de nuevo. En gran medida, por la gente y por todo el cariño que no dejaron de demostrarle durante todo el proceso de rehabilitación. "A miña forza foi o cariño da xente", destaca.

Cuando le informaron de que le faltaban las dos piernas tras dos semanas en un coma inducido, el shock inicial fue muy duro para él. Lo pasó muy mal durante dos días y recuerda que lloró mucho, aunque nunca delante de su familia. Sin embargo, pasado ese periodo de tiempo, su actitud cambió de forma radical. "Díxenme que isto xa non tiña volta atrás, que había que tirar para adiante e agarrarse ao que tiña", relata.

El cambio fue brutal para él, que pasó de ser una persona muy activa a no poder volver a trabajar en su barco. "Deume unha volta total", asegura. Al principio, al no poder hacer nada, modificó totalmente su forma de pensar. El marinero comenzó a valorar más otros aspectos de su vida además del trabajo, a apreciar todo lo que tiene. "Axudoume a valorar todo cada mañá que me desperto", afirma. Esto lo llevó a apreciar de otra manera su propia vida, a su familia y amigos que lo rodean, que lo han apoyado a pesar de todo.

El vecino de Meira ha tenido que abandonar su trabajo en el barco y, ahora, se dedica a un empleo mucho más hogareño. "Dedícome a axudar na cociña, son amo de casa", comenta. Son cosas que antes no hacía y con las que ahora está encantado, ya que le permite ayudar a su familia desde casa. Por las tardes ha aprendido a aprovechar su tiempo de otras maneras y toma café todos los días con sus amistades y, además, va al gimnasio. No ha podido volver a embarcase, tan solo en una ocasión, en una procesión del Carmen junto a un amigo.

Destaca también el importante papel que desempeñaron los rehabilitadores que trabajaron con él en el hospital de Povisa. Durante el proceso de adaptarse a las prótesis fueron un apoyo constante para. "Son unha marabilla de persoas, con cada cousa nova que facías todo eran agarimos e te cheaban de cariño", asegura. El camino no fue fácil, pero gracias a su fuerza voluntad y a la actitud que tomó Jaime, ha logrado salir adelante con una increíble y admirable rapidez.

La ofrenda floral a los marineros también va dirigida a todos aquellos que han sufrido accidentes similares al de Alonso. "Claro que si, serve para mirar que nunca se hai que rendir. Se nos dan un fío de vida hai que agarrarse a el e tirar sempre para adiante. Non se pode un agachar, o pasado non volve.O pasado, pasado está", concluye. Esta fue la mejor lección que aprendió Jaime que, cada día, demuestra ser un ejemplo de superación personal y valentía.

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