Marín volvió a ser invadida por corsarios. Pero sus gentes, en vez de entristecerse, lo celebraron camaleonizándose con el ambiente. La villa marinense vivió ayer por todo lo alto la VI edición la Festa Corsaria, un evento que va adquiriendo cada vez más repercusión dentro del calendario estival del municipio y que, poco a poco, se está convirtiendo en una referencia lúdica para el entorno.

Cientos de personas disfrutaron desde primera hora de la mañana del evento que se inició la tarde del viernes con la apertura del mercado corsario y el anuncio de las Alertas de Morrazo. Pero todos sabían que ayer era el gran día. La Alameda de Rosalía de Castro se convirtió desde el primer momento en uno de los puntos de referencia del día, con una reapertura del mercado que ejerció como pistoletazo de salida.

Al mercado le prosiguió la puesta en funcionamiento de las Bases Marinas de Ingleses y Gago de Mendoza, ubicadas en las calles Méndez Núñez y Augusto Miranda. A su vez, la zona infantil, anexa al mercado comenzaba a registrar actividad. Este espacio fue, a lo largo del día, uno de los favoritos para las decenas de niños que quisieron corsarios por un día y buscaron una fórmula adecuada para pasárselo bien con columpios y juegos artesanales ambientados en la época pirata.

Mientras, el Parque Eguren comenzaba a ser el lugar para que los trabajadores mostrasen sus oficios, como el alquimista de aguardiente, el cantero, el redero, el ceramisto, el herrero o el afilador, entre muchos otros. La artesanía fue parte protagonista y acaparó la atención de muchos curiosos.

Aunque si hablamos de un evento central, no se puede dejar atrás las comidas grupales, que coparon las calles marinenses durante el mediodía con sus participantes ataviados con las vestimentas piratas. Numerosos grupos de amigos y familiares apostaron por disfrutar en compañía de sus seres queridos de la fiesta y, de paso, degustar productos al aire libre aprovechando que la meteorología acompañó. Aunque si era con una buena sombra, mejor.

Mientras, la granja de La Alameda se convirtió en otra de las atracciones para ver de cerca a diferentes tipos de animales. Aunque más impresionante resultó la exposición de pájaros exóticos, que contó con dos espectaculares exhibiciones de vuelo. Tampoco faltaron los obradoiros de esgrima y tiro con arco, que ya por la tarde, acabaron en competiciones.