Más de una quincena de especialidades diferentes y más de 6.000 raciones servidas en dos días y medio. Es el balance de la Festa do Polbo de Bueu en la edición en la que alcanza su mayoría de edad. Unos datos que desde la organización entienden como positivos puesto que el viernes y el sábado hubo un aumento en las ventas con respecto a 2016. Aún así, no fue posible alcanzar las cerca de 17.000 raciones del año pasado porque en aquel entonces hubo un día más de fiesta.

La jornada de mayor afluencia fue el sábado, en la que durante la tarde-noche la carpa del recinto de A Estacada, con capacidad para unas 650 personas sentadas, se quedó pequeña. Y ayer domingo por la mañana antes de abrir sus puertas ya había visitantes esperando para entrar y degustar el cefalópodo en cualquiera de sus múltiples variedades: en empanada, croquetas, caldeirada, con arroz, con habas, frito, en paté o hasta en un wok. Pero a pesar de la imaginación y del esfuerzo innovador en las cocinas de Rosa de los Vientos y O Rincón de Cela [los puestos participantes este año] la favorita sigue siendo la de siempre: el pulpo á feira.

En esta decimoctava edición las raciones se vendían a un precio de 5 y 8,5 euros, un importe que hubo que subir en el segundo de los casos debido al aumento del coste del cefalópodo. Aún así, a última hora de ayer se contabilizaban 3.500 raciones de 8,5 euros frente a las 2.500 de 5 euros. "El pulpo á feira sigue tirando mucho", explicaban desde la organización.