A media mañana del 8 de marzo del año pasado, el techo de la capilla de Santo Domingo y Santa Isabel, en A Pedreira (Cangas) se desplomó minutos después de que el párroco de Coiro, Benito de la Iglesia, saliera de ella tras colocar la imagen de un santo que acababa de ser restaurada. Un año y medio después de aquel incidente y tras varias advertencias del Concello a las autoridades eclesiásticas para tomar medidas, el Arzobispado de Santiago de Compostela ha presentado un proyecto de reconstrucción de la cubierta de la capilla redactado por el arquitecto Carlos Rosón Gasalla y que está avalado por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural -por tratarse de un elemento catalogado-, cuyo presupuesto asciende a 56.523 euros. La Xunta de Goberno Local le ha dado el visto bueno y las obras, con una duración prevista de tres meses, pueden comenzar "de inmediato".
La encargada de ejecutar los trabajos es la empresa pontevedresa ADIU, S.L.P. Las primeras actuaciones consistirán en la restauración de piezas de cantería del campanario mediante reposición o injertos con material existente, incluyendo el anclaje puntual de las piezas que sea necesario. Se retirará la argamasa de las juntas de todo el campanario y se procederá a un nuevo encintado mediante mortero de cal y arena, adecuando la textura y el color a los del entorno. Las reposiciones de la estructura de piedra se harán con mampostería y las vigas serán de madera de castaño para no desentonar con el conjunto. Sobre las mismas se colocará el entablado y el material de cubrición de la cubierta, con planchas de fibrocemento y teja cerámica curva para cerrar el conjunto superior, que se completa con una pieza de coronación del muro realizada en cantería.
Presentado el proyecto y la solicitud de licencia de obras al Concello para ejecutarlo, la Iglesia confirma su intención de recuperar la capilla, que llegó a cuestionarse desde distintos sectores políticos y sociales. La única actuación realizada hasta ahora tras el desplome de la cubierta se acometió hace un año, con las obras para asegurar la capilla apuntalando las paredes que siguen en pie. Habían pasado cinco meses de un hundimiento anunciado y denunciado por los vecinos, que habían alertado de desprendimientos de cascotes. "Pódese decir que foi un milagre que non haxa vítimas!", reconocían los feligreses ante las ruínas, solo unas horas después de celebrarse un funeral en su interior al que habían acudido decenas de personas.
Las discrepancias sobre la titularidad de los terrenos y la posibilidad de reconstruir la capilla desplazándola unos metros de su emplazamiento original -que Patrimonio, entre otros, descartó- para evitar problemas con los titulares de alguna de las fincas colindantes, fueron demorando una solución definitiva. En los primeros meses, el Concello llegó a amenazar al Arzobispado con multas de hasta 10.000 euros por no mover ficha, aunque aflojó la presión tras la retirada de los escombros y las obras para apuntalar la estructura.
También desde entonces la presión social por el estado de la capilla se ha ido diluyendo, al menos en apariencia, aunque la mayoría de vecinos, y sobre todo los feligreses, abogan por recuperarla. La edil de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez, señala que el proyecto cumple los requisitos técnicos y el Concello le ha dado el visto bueno.
