En poco más de tres horas se despacharon más de 5.000 kilos de mejillón. La Festa do Mexillón no para de crecer y en su 23º edición se han batido todos los récords. Además de llenar las mesas dispuestas en el patio del CEIP Reibón, buena parte del producto se vendía para llevar, pues los bañistas recurrieron al bivalvo por excelencia de la gastronomía moañesa para llevar la comida a la playa. Fue también la edición más reivindicativa que se recuerda. La demanda de un auditorio se ha convertido en los últimos meses en un tema clave entre las reclamaciones de los vecinos de Moaña. El pregonero -el autor, director y actor teatral Santiago Cortegoso- aprovechó el altavoz para reclamar una vez más esta infraestructura cultural. El marco era el mejor, pues la Plataforma Proauditorio nació gracias a la iniciativa de la Asociación de Mulleres, organizadora también de la Festa do Mexillón.

En cifras, las colas de comensales comenzaron sobre las 12.20 horas. Las 8.000 croquetas que las voluntarias de las asociación habían cocinado durante cuatro días, estaban vendidas pasadas las 13.00 horas. Ademas, solo media hora después, se agotaban las existencias de las empanadas de mejillones. Fueron 170 las empanadas de casi cuatro kilos cada una las que se despacharon, bien enteras o bien en raciones.

Algo más, hasta las tres de la tarde, duraron las raciones de mejillones al vapor, a la vinagreta o en escabeche. Finalmente se agotaron las 5 toneladas de mejillón cedidas por varias cooperativas de bateeiros. La presidenta del colectivo de mujeres, Concha Ramos, se encargó de presentar al pregonero y agradecer a todos los colaboradores y a las decenas de mujeres que trabajaron intensamente en la preparación de todo el evento.

Cortegoso recordó cómo estudió Ciencias Políticas "ante a ameaza de acabar traballando na batea, que no imaxinario colectivo da miña infancia era equivalente a madrugar, pasar frío e tirar por cordas que pesaban toneladas". Sin embargo acabó en el mundo del teatro, "un traballo fascinante pero durísimo, mal pagado e inestable. Sen horarios laborais nin salario. E erguéndome cedo polas mañás", comentó recalcando la ironía.

En una situación "na que os políticos fan cada vez máis teatro", aseguró que los "teatreiros" se sienten en la necesidad de hacer política. De ahí que reivindicase el deseado auditorio pues el "público numeroso e xeneroso" de Moaña está siendo "maltratado, e vendo os espectáculos nunhas condicións moi deficientes". Se mostró harto del mantra de que no hay dinero "porque para rescatar bancos e construir e manter a Cidade da Cultura houbo e hai cartos".

Insistió en la tradición arraigada por el teatro y por otras manifestaciones culturales que existe en Moaña y lo injusto que supone la falta de un espacio en condiciones. "Outros lugares contan con auditorios tan caros coma infrautilizados", lamentó en una de las partes más aplaudidas del discurso. Se mostró agradecido con los colectivos que crearon esta plataforma y autocrítico porque los numerosos profesionales del teatro de la zona "nunca tomamos unha iniciativa firme" en este sentido.